2018, el año en el que la UE progresa en la economía circular

Damos comienzo a un año muy especial, una etapa en la que por fin existe en la Unión Europea una intención clara de progresar en torno a buscar soluciones innovadoras y muy necesarias en torno a la economía circular.

Los Estados miembros han manifestado en el Consejo de la UE su compromiso con la misma, y han solicitado a la Comisión Europea que tome nuevas iniciativas para impulsar las prácticas que promuevan el reciclaje y la reutilización de materias.

La importancia de la economía circular como nuevo paradigma económico está fuera de toda duda, ya que permite la reutilización, el aprovechamiento y el reciclado de productos en un ciclo continuo, ahorrando recursos y materias primas. Además, su paulatina implantación permite la creación de nuevos puestos de trabajo y la dinamización de distintos sectores económicos.

La economía circular es ya una clara realidad en el ámbito empresarial y económico, pero aún queda mucho margen para mejorar en su implantación. En ese sentido, los países europeos, reunidos en el Consejo de la UE, han encargado a la Comisión Europea que dé nuevos pasos en esa dirección, ofreciendo más información sobre las sustancias que generan “preocupación” y sobre las propiedades y disponibilidad de materiales alternativos, así como apoyo al sector empresarial para innovar con materiales cíclicos no tóxicos.

También han solicitado que se lleve a cabo un informe anual sobre los progresos alcanzados, que se prepare una propuesta legislativa sobre la reutilización del agua y un plan de acción sobre la estrategia de la UE respecto a los plásticos.

Acuerdo para la gestión de residuos

Además, los representantes europeos han llegado a un acuerdo provisional con el Parlamento Europeo para reducir la cantidad de deshechos producidos y mejorar su gestión y favorecer el reciclaje.

Este acuerdo afecta a seis directivas europeas y plantea nuevos objetivos para promover la economía circular. En este sentido, es de interés para todos conocer que se contemplan niveles específicos de reducción de los deshechos para 2020, 2030 y 2035, en particular en la gestión municipal de residuos, y métodos más estrictos para contabilizar los progresos registrados. En este sentido, se especifica que “Los productores bajo estos esquemas son responsables de la recolección de productos usados, su separación y su tratamiento para el reciclado”, de manera que se les requerirá una contribución financiera calculada en función del coste del tratamiento de esos desechos.

Todas estas iniciativas promoverán la creación de nuevos puestos de trabajo, además de proteger el medio ambiente y mejorar la salud y el bienestar de los ciudadanos europeos.

Se espera que este acuerdo obtenga su aprobación definitiva durante este primer trimestre de 2018. Para ello, los embajadores de los países miembros tienen que respaldar el pacto alcanzado.