Gipuzkoa enviará desde agosto toda su basura a Mutiloa tras agotarse el cupo de Cantabria

Posted by aclimaadmin | 20/06/2017 | Sektoreari buruzko albisteak

El laberinto en el que se ha convertido la gestión de residuos en Gipuzkoa estrena pasado mañana nuevo camino. La basura de los guipuzcoanos empezará a recalar a partir del lunes en el vertedero Lurpe de Mutiloa. No es que la calle por la que transitaba el territorio últimamente en esta materia se haya acabado, pero casi.

En agosto finalizará la opción de enviar la fracción resto al basurero de Meruelo. El Parlamento de Cantabria estableció una cantidad máxima de 80.000 toneladas por año y fijó el 2017 como el último del acuerdo. El doble requisito vence en dos meses. Y no hay más alternativas. De momento.

A partir de la semana que viene se abrirá una nueva vía en el Goierri «de forma gradual» hasta mediados de agosto, señaló ayer el diputado foral de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas, José Ignacio Asensio (PSE), de visita en la planta propiedad de la empresa Cespa, del grupo Ferrovial. Durante los próximos dos meses serán unos ocho o nueve camiones al día los que se desvíen de su actual ruta diaria a Cantabria, más costosa económica y medioambientalmente. A partir de la segunda quincena de agosto, la cadencia se elevará hasta los veinte trailers diarios y el ahorro anual ascenderá a los 3,5 millones de euros (el precio de vertido será de 60 euros/tonelada frente a los 85 de Cantabria).

El camino que Gipuzkoa empezará a explorar el lunes será «provisional», tal y como reiteró el diputado foral, y no bastará por sí solo para llegar hasta la solución definitiva que la Diputación atribuye a la incineradora de Zubieta, cuya puesta en marcha se espera para otoño de 2019. El acuerdo con los gestores del vertedero de Mutiloa alcanza las 102.000 toneladas anuales de residuos sólidos urbanos y la necesidad del territorio asciende a 160.000. El laberinto necesitará una ramificación más a partir de 2018 y todo apunta a que volverá a significar exportación de residuos fuera del territorio.

Pero la noticia ayer estaba en Mutiloa, para asombro de los camioneros que entraban y salían del vertedero Lurpe cargados de residuos industriales sintiéndose foco de fotógrafos y cámaras de televisión.

La vida no cambiará para ellos, ni para las amplias parcelas -completan once hectáreas- donde depositan la materia inerte que transportan. El vertedero industrial, renovado en 2006 por la empresa Cespa, seguirá cumpliendo la función de albergar restos que proceden de industrias papeleras, fundiciones, empresas fragmentadoras de vehículos fuera de uso o residuos de limpieza de fábricas. Notarán, eso sí, mayor trajín de tráfico en el acceso a la infraestructura al que ya provocan hoy casi un centenar de camiones diarios.

«Celda específica»

Al margen de esa actividad se desarrollará a partir del lunes la del vertido de residuos sólidos urbanos. «Se depositarán sobre una celda separada y específica», matizó ayer el responsable de Cespa-Ferrovial Andrés Vázquez. Explicó que en una primera fase se ha habilitado una parcela de 70.000 metros cúbicos que será ampliando según la necesidad de ir almacenando más basura. La adjudicación por 24 millones de euros del servicio de vertido contempla un acondicionamiento del terreno como para albergar 300.000 toneladas si hiciera falta.

El técnico de Cespa Jon Hormaeche explicó que durante los últimos tres meses la empresa ha habilitdo un vaso nuevo «totalmente impermeabilizado, con cuatro capas y su sistema de drenaje». La instalación obtuvo el miércoles la autorización ambiental del Gobierno Vasco y, tal y como exigen sus requisitos, cada capa de vertido se tapará con materia inerte «para que esté el mínimo tiempo posible emitiendo olor», puntualizó el director de Gipuzkoako Hondakinen Kontsortzioa (GHK), César Gimeno.

Para evitar la emisión de metano a la atmósfera se han construido tuberías perforadas que recogerán el gas antes de quemarlo y se ha contratado un alconero para espantar a las gaviotas que se esperan por Mutiloa a partir de la semana que viene. Procederán de Sasieta (Beasain), basurero clausurado en 2015 después de prestar un servicio durante 24 años a una gran parte de Gipuzkoa. Año y medio más tarde de lo que parecía el final definitivo de la era de los vertederos para la comarca, el Goierre volverá a contar con un basurero, esta vez privado, como consecuencia de la falta de infraestructuras donde tratar los residuos.

La opción de la planta Lurpe de Mutiloa surgió después de meses de intensa búsqueda de soluciones temporales -hasta que se construyera la incineradora-, en los que la planta industrial de Epele, propiedad de la mancomunidad de Debagoiena -con mayoría del PNV-, fue el primer objetivo. Los gestores de esta instalación pública no accedieron a la posibilidad de acoger los residuos de todo el territorio, y GHK recurrió a la empresa privada a través de un proceso de licitación al que solo concurrió Cespa.

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