El agua digital será la clave de la estrategia de transición hidrológica

Posted by aclimaadmin | 03/09/2021 | Noticias del Sector

Recién salida de su primer Consejo de Ministros como vicepresidenta tercera del Gobierno, un plus de responsabilidad en su tarea de guiar la reconstrucción en línea con la Transición ecológica y el reto demográfico como ejes transversales de todas las políticas, Teresa Ribera recibe a El Ágora en su despacho para analizar la hoja de ruta de la estrategia de transición hidrológica con la que hacer frente a la reconstrucción y a la crisis climática.

Una tarea que, a su juicio, requiere humildad, diálogo, trabajo y mucha pedagogía: “Aunque el cambio climático es una noticia tremenda, ya es una realidad con la que convivimos y lo peor que podemos hacer es tenerle miedo”.

Según explica Ribera “lo peor que puede ocurrir es que nos asustemos, tenemos que entender bien cómo nos puede afectar el cambio climático. Si lo hacemos con tiempo podemos prepararnos para minimizar el impacto y encontrar nuevas oportunidades, pero para esto es clave escuchar las preocupaciones de los distintos actores, escuchar a los ciudadanos, compartir las soluciones y construir juntos”.

Con el mismo entusiasmo con el que asumió su cartera en enero de 2020, Ribera se muestra optimista, al tiempo que preocupada y ocupada por la manera en la que la sociedad global se enfrenta a estos desafíos, pero advierte que es necesario pisar el acelerador para no llegar tarde. “Tenemos que acelerar muchas de las cosas que ya están en marcha. El otro día el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, decía que ‘atisbamos el abismo’, y esto hay que pararlo. Estamos viendo cómo crecen exponencialmente todos esos riesgos asociados al cambio climático, que no queremos que convivan con nosotros ni con nuestros hijos, y esto nos obliga a que todas esas acciones que hemos empezado, en todas partes del planeta, se aceleren y adquieran más velocidad”.

“Hay que escuchar las preocupaciones de los distintos actores, escuchar a los ciudadanos, compartir las soluciones y construir juntos”

En este sentido, añade que en la Unión Europea ya se han adoptado medidas que se han ido incorporando a la legislación, al tiempo que las empresas y los actores sociales se han alineado, también, en esta lucha contra el cambio climático. “No somos los únicos, pero quizá sí somos los más avanzados por la visión sistémica de la Comisión Europea y por la mayor dimensión que tiene Europa, aunque hay muchos países pequeños, algunos de ellos de los más vulnerables del mundo, que ya están haciendo un esfuerzo mucho mayor y que también han iniciado el cambio de su modelo económico, energético, de usos de suelo, para prepararse a los grandes impactos del nuevo escenario climático”.

Riesgo de inundación, saneamiento y disponibilidad de agua: ejes de la transición hidrológica

Aun así, insiste en que todo lo que se ha venido desarrollando en esta lucha climática hoy por hoy es insuficiente. “Todavía no sabemos cómo cuadrar las cifras para poder transformar la economía, acelerar la transformación del modelo socioeconómico y poder invertir en aumentar esa resiliencia que necesitamos para hacer frente a mayores inundaciones, a los grandes incendios que también hemos visto, y para preparar a la sociedad ante episodios de temperaturas extremas que hemos padecido en muchas partes del planeta en días pasados. O para periodos de sequía mucho más prolongadas, que en España pueden afectar a sectores muy importantes de nuestra economía”.

Las alianzas entre las administraciones y el sector privado serán decisivas para la ejecución del plan de recuperación y los fondos europeos

En este contexto, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y los fondos Next Generation ofrecen, resalta Ribera, la posibilidad de acelerar muchas de las inversiones que sabíamos que teníamos que acometer para estar preparados para esa transformación que tenemos por delante y “el agua es clave. Es clave en cualquier parte del mundo, pero en un país como España, con un clima mediterráneo, aún lo es más para el bienestar de las personas, para las actividades económicas, para la naturaleza y para los ecosistemas”, por lo que los recursos hídricos deben contemplarse en tres dimensiones: como un recurso económico, social y natural.

La Ministra de Transición Ecológica explica que, ante este reto de superar el mayor estrés hídrico que nos acerca el calentamiento del planeta, con todos sus impactos e implicaciones, lo que ha hecho el Ministerio ha sido activar y priorizar algunas de las reflexiones que ya incorporan los Planes Hidrológicos de Tercer Ciclo (2022-2027) para implementar las respuestas identificadas.

Así, Ribera destaca tres ejes de actuación prioritarios: prepararnos para gestionar el riesgo de inundaciones, que como hemos visto en los últimos años, tienen periodos de retorno cada vez más cortos y causan elevados daños materiales, económicos, naturales e incluso cercenan vidas humanas; resolver el déficit en materia de saneamiento y depuración, que ha provocado la apertura de expedientes sancionadores por parte de la Unión Europea, y que nos cuestan elevadas multas por incumplimiento de la Directiva Europea del Agua; y asegurar la disponibilidad de agua en cantidad y calidad, aún más en escenarios extremos, apostando por la consolidación de las fuentes alternativas.

Para la ministra, el retraso en materia de saneamiento “nos tiene que sacudir como sociedad. No es posible que con el grado de desarrollo relativo que tenemos, la capacidad industrial y de servicios que hay en España y lo valioso que sabemos que es el recurso, todavía no cumplamos los objetivos de las directivas comunitarias”.

En este aspecto avanza que “vamos a priorizar las inversiones en actuaciones que hoy nos suponen el pago de cuantiosas multas todos los meses por condenas del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, o con procedimientos de infracción avanzados y, además, haremos un especial esfuerzo inversor en pequeños municipios que tienen poca capacidad para acometer la inversión que requiere este cumplimiento de la normativa en materia de saneamiento por sus dificultades a la hora de alcanzar el principio de recuperación de costes en la gestión del ciclo del agua urbana, con especial atención a los ayuntamientos de menos de 5.000 habitantes y algunos de menos de 20.000 habitantes que se han desarrollado dejando infra dimensionados u obsoletos sus sistemas de depuración”.

“El agua es clave en cualquier parte del mundo, pero en un país como España, con un clima mediterráneo, aún lo es más para el bienestar de las personas, para las actividades económicas, para la naturaleza y para los ecosistemas”

Ribera hace un llamamiento para que tanto la administración clásica del agua (Dirección General del Agua y Confederaciones Hidrográficas) como a través de las Comunidades Autónomas, las Diputaciones provinciales u otras fórmulas de corporación supramunicipal o mancomunadas, se contribuya a que este esfuerzo inversor que sale de los Presupuestos Generales del Estado, con ayuda de los Fondos europeos de reconstrucción, y completados con otros fondos estructurales y de cohesión, de manera que “sea percibido como una gran oportunidad, con capacidad de gestión por parte de los pequeños municipios, y no como una tortura, porque realmente acometer este tipo de inversiones de obras de contratación puede desbordar la capacidad de un pequeño equipo municipal”.

En la transición hidrológica que marcan los Planes Hidrológicos de Tercer Ciclo, “esta parte del ciclo urbano del agua es fundamental. Es importante que reduzcamos las fugas de agua y modernicemos las redes de distribución, y para ello hemos querido dar cierta coherencia a todos los planes de cuenca, resolviendo deficiencias e incorporando complementariamente el ciclo urbano en la gestión integral de los recursos hídricos”.

Ribera, además, se muestra preocupada por la necesidad de rejuvenecer y renovar la Administración hidráulica española, si bien reconoce que es una administración muy territorializada con una estructura histórica en la que las Confederaciones Hidrológicas acercan mucho la realidad del terreno y los distintos usuarios a la gestión del agua.

“Hace falta modernizar la gobernanza del agua, incorporar una visión mucho más integral en la que no solo encontremos ingenieros hidráulicos. El agua es compleja y requiere economistas, tecnólogos, para facilitar la aplicación de nuevas herramientas tecnológicas como la digitalización y el Big-data. Hay que integrar el conjunto de la cadena y desarrollar una especial empatía con los vecinos para los que se gobierna”.

Digitalización es la herramienta para la mejor gestión de los recursos hídricos

Ribera reconoce que la anterior crisis redujo las inversiones necesarias en infraestructura hídrica y, además, “nos ha ido fallando la inversión para mejorar el conocimiento del agua, el conocimiento de los riesgos, sobre la gobernanza y sus afecciones e implicaciones”. Hasta ahora ese conocimiento sobre el que se diseñaba la gestión integral del agua se obtenía casi de manera artesanal y ha llegado el momento de que la digitalización revolucione este conocimiento “y que nos permita la mejor gestión posible de este recurso tan escaso”.

En este sentido, la digitalización es la herramienta fundamental para mejorar nuestra gestión del agua, “y la industria tiene un gran desarrollo que ya ha permitido mejorar los ratios de eficiencia en los usos del agua, ya que nos puede aportar datos sobre el terreno casi en tiempo real sobre  la calidad de las masas de agua, la cantidad y disponibilidad, sobre las fugas de la red, acerca de los riesgos, de alertas tempranas; todo esto nos va a permitir tanto en ciclo urbano como aguas arriba la mejor gestión posible del recurso hídrico”.

La digitalización del agua es para la vicepresidenta uno de los mejores ejemplos de inversión mixta que plantea el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, ya que más allá de la transición verde, la digital, la igualdad de género y la cohesión territorial, el agua nos permite conectar todos estos aspectos y reducir las brechas.

“La digitalización del agua tiene un enorme impacto en la cohesión territorial porque facilita el acceso al recurso y la mejor gestión, también tiene impacto sobre la protección ambiental y especialmente en la incorporación instrumental de la realidad digital, que nos permite tener ojos en todos partes para corregir en el momento y donde se necesite”.

“La digitalización y el desarrollo tecnológico de la industria nos va a permitir la mejor gestión posible del recurso hídrico”

“Esta gran transformación que necesitamos de las políticas hídricas será posible gracias a la digitalización, tanto en entornos de calidad, cantidad y aprender a gestionar desde la oferta”, resalta con rotundidad.

En esta gestión de los recursos hídricos desde la oferta es muy interesante buscar fuentes alternativas, y destaca que la reutilización es fundamental. “El agua, venga de donde venga, es un recurso escaso y precioso, y tenemos una industria potente para impulsar esta reutilización. Hasta ahora las aguas regeneradas tienen salida especialmente en la actividad agraria, pero ahora, con todas las precauciones en los diferentes usos (ambiental, industrial, urbano, agrario) debemos impulsar esta fuente alternativa, junto con la desalación y la interconexión de cuencas para garantizar esa seguridad hídrica en un contexto de estrés hídrico extremo”.

Para ello anuncia que en los próximos años alcanzaremos una inversión de 21.000 millones de euros en políticas hidráulicas, entre recursos públicos y privados; de los cuales 8.000 millones saldrán de los presupuestos estatales con aportes de fondos europeos, no sólo Next Generation, sino Fondos de cohesión y estructurales, que en parte se licitarán desde el MITECO u otros organismos, y de los que una parte significativa se canalizarán hacia inversiones autonómicas y de entes locales orientadas a la reutilización, la desalación y la interconexión.

Y en este sentido, Ribera ha querido reconocer el esfuerzo que por su parte desarrollará el Ministerio de Agricultura en materia de modernización de regadíos con cargo a los Fondos de Reconstrucción para optimizar el uso agrario del agua.

La digitalización será una pieza fundamental para avanzar en la implementación de la nueva Directiva Europea relativa a la calidad de las aguas de consumo humano, una normativa que obliga, no solo a incrementar el control de la calidad del agua que bebemos de grifos o fuentes públicas, sobre la que ha destacado que “en España gozamos de una buena calidad de agua potable”, sino también a ser más transparentes, ofreciendo toda esa información al conjunto de la sociedad. Una medida que a juicio de la ministra servirá para, de manera indirecta, poner en el centro de las agendas públicas la importancia de las acciones y el esfuerzo inversor emprendidos en materia de agua, afirmando que efectivamente es el momento para dedicar un apartado a la inversión y al mantenimiento de las redes de abastecimiento. “Es fundamental acompañar ese esfuerzo permanente con inversión”.

Cambio de paradigma para dominar el agua con soluciones verdes

Ribera percibe la consolidación de un cambio de paradigma en la relación cultural y emocional con el agua que ha capilarizado hasta el territorio, donde el agua se incorpora a los entornos urbanos de una manera “mucho más amistosa y respetuosa con el recurso”.

Explica que hasta ahora tratábamos de dominar el agua con infraestructuras grises, de hormigón, que no siempre han sido todo lo eficaces que esperábamos ante fenómenos adversos, y, “aunque estas infraestructuras hidráulicas de hormigón son necesarias, cada vez más necesitamos apoyarnos en soluciones basadas en la naturaleza, soluciones blandas y verdes que ya son un principio inspirador para ingenieros del agua y la obra hidráulica que, además, se ha trasladado ya a la administración hidráulica tanto de ámbito central como local, que cada vez más avanza hacia la renaturalización de los entornos urbanos”.

En cuanto a los recursos necesarios, Ribera cree que “identificando las prioridades tenemos recursos y hay que avanzar en la capacidad de gestión y digestión para invertirlos bien”.

E insiste en la importancia del trinomio agua, energía y alimentos, al que Ribera incorpora la salud de los suelos por el impacto que tienen los recursos hídricos en el desarrollo económico de las comunidades y en la propia sociedad para proporcionar higiene, salud y alimentos; pero llama a reflexionar sobre la manera en la que se produce y ahí “en España estamos muy bien posicionados”.

El valor del agua 

Teresa Ribera sentencia que “el valor del agua es extraordinario”, tanto para ella como para cualquier ministro de medioambiente del mundo. “No es cuantificable por el altísimo valor que le otorgamos, por el inmenso valor que tiene para nuestro confort y el desarrollo económico”.

Difíciles decisiones durante la pandemia se han hecho efectivas gracias al compromiso y la colaboración público-privada

La vicepresidenta tercera ha destacado el “espectacular comportamiento durante la pandemia” de los operadores del ciclo urbano del agua que han hecho posible que durante el confinamiento no se hayan producido cortes de suministro en España y que se haya operado con normalidad pese a las difíciles circunstancias, garantizando la prestación de un servicio esencial como el agua potable.

Insiste en que el Gobierno adoptó difíciles decisiones, que se han hecho efectivas gracias al compromiso y a la colaboración pública-privada, y “que se han gestionado con el máximo rigor ético y profesionalidad por parte de los operadores del ciclo urbano del agua… hay que apreciar la calidad de nuestros profesionales que han permitido que algo tan habitual como abrir el grifo y que salga agua potable se haya mantenido gracias al compromiso de todos los operadores”.

Y así, llena de entusiasmo, la ministra del agua augura un futuro digital, resiliente, ‘saneado’ y sostenible para los recursos hídricos de un país que tiende a ser más seco, pero también más eficiente. Y todo gracias al cambio de paradigma en la relación con el agua: paradigma digital en la gestión de la información para la buena gobernanza, la gestión de los riesgos y alerta temprana, la gestión a partir de la oferta y no de la demanda, y la visión integral del agua que capitaliza hasta la médula el desarrollo social y económico del nuestro, y de cualquier país del mundo.

Fuente: El Ágora 

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