A pesar de que la lucha contra el cambio climático debe ser una prioridad de dimensión global, lo cierto es que las circunstancias cambiantes del mundo en el que vivimos, como la pandemia del COVID-19 o los conflictos bélicos, provocan que a veces pase a un segundo plano en las agendas de los gobiernos. Por eso, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha impulsado el Proyecto Net Zero+, que tiene como objetivo guiar y apoyar la transición hacia una economía descarbonizada. Recientemente ha publicado el informe que resume los resultados de la primera fase de la iniciativa, centrada en la resiliencia climática y económica para conseguir un futuro de cero emisiones netas.
El informe Net Zero+: resiliencia climática y económica en un mundo cambiante ofrece a los gobiernos una serie de recomendaciones sobre cómo desarrollar esta resiliencia, abarcando áreas como la política económica y fiscal, los asuntos financieros y fiscales, el desarrollo económico y social, la ciencia y tecnología, el empleo y los asuntos sociales y la política ambiental. La meta de estas directrices es garantizar que la transición a cero emisiones netas sea en sí misma resistente, al mismo tiempo que aumenta la resiliencia ante los crecientes impactos del cambio climático.
Puntos de inflexión
Además, se han de considerar los llamados puntos de inflexión del sistema climático, es decir, las consecuencias permanentes que está y seguirá originando el calentamiento global en el planeta. Por ello, alcanzar las emisiones netas cero globales para 2050 no es suficiente por sí solo, la manera en que se consiga será fundamental para que los puntos de inflexión se activen o no. Por ejemplo, los costos directos globales de los eventos relacionados con el clima extremo ocurridos en 2021 se estimaron en 265.000 millones de euros y los expertos alertan de que los efectos del cambio climático podrían aumentar en un 20% este tipo de costes para 2040. En este contexto, será necesario aumentar los esfuerzos de adaptación para limitar pérdidas y daños derivados.
Además, existe una relación entre la crisis climática y otros problemas ambientales, como la pérdida de biodiversidad. Los ecosistemas marinos y terrestres son sumideros naturales de carbono, con una capacidad bruta anual equivalente a aproximadamente el 60% de las emisiones mundiales. Conservar, restaurar y mejorar la gestión de los ecosistemas terrestres podría generar una reducción acumulada de emisiones de CO2 estimada en 23,8 gigatoneladas para 2030.
12 pasos para que los gobiernos desarrollen la resiliencia
Todo el trabajo de campo desplegado para la elaboración del informe se ha resumido en varias conclusiones, englobadas en tres áreas, a partir de las cuales se han sintetizado doce pasos recomendados a los gobiernos para acelerar la resiliencia climática y económica:
1-Volcar los esfuerzos en limitar el calentamiento a 1,5 ºC o menos, cuanto menor calentamiento menores posibilidades de que se produzcan puntos de inflexión climáticos.
2-Alinear el gasto para el estímulo económico con los objetivos climáticos.
3-Perfeccionar las estrategias climáticas, sometiéndolas a pruebas de estrés y anticipando los posibles “cuellos de botella” de la transición.
4-Centrarse en políticas sistémicas, en lugar de impulsar los resultados individuales.
5-Entender los conceptos básicos de la política climática correctamente, combinando instrumentos económicos y otros adaptados al contexto de su territorio.
6-Incorporar la adaptación al cambio climático en todos los procesos de las políticas nacionales y buscar sinergias.
7-Promover una planificación fiscal cuidadosa que tenga en cuenta las implicaciones de la transición en las finanzas públicas.
8-Acelerar la innovación, con medidas de apoyo desde las primeras etapas.
9-Evaluar los impactos distributivos directos e indirectos de la política climática
10- Apoyar nuevos patrones de empleo, garantizando la flexibilidad y movilidad a la vez que se promueve la calidad del empleo.
11-Alinear las políticas financieras con los objetivos de adaptación y mitigación climática.
12-Incorporar un enfoque global que asuma la relación entre el clima y las transiciones, adoptando un enfoque común que alinee los objetivos climáticos y de desarrollo.
Net Zero+, un proyecto en dos fases
Se trata de una iniciativa orientada a ayudar a los gobiernos a impulsar rápidamente las transformaciones necesarias para abordar el cambio climático. El Consejo de la OCDE inició este proyecto horizontal en 2021, y durante los años 2021 y 2022 se ha desarrollado su primera fase, centrada en la resiliencia climática y económica, y estructurada en cuatro módulos:
Módulo 1: enmarcando la resiliencia climática y económica post-COVID-19.
Módulo 2: acelerar la transición a cero emisiones netas y hacerla resiliente.
Módulo 3: construyendo resiliencia sistémica a los impactos del cambio climático.
Módulo 4: fase inicial del Programa Internacional para la Acción sobre el Clima (IPAC).
El IPAC es otra importante iniciativa de la OCDE que tiene como objetivo brindar las herramientas y la información necesarias para monitorear y apoyar las acciones específicas de cada país hacia las emisiones netas cero y la resiliencia climática.
La segunda fase del proyecto abarcará los años 2023 y 2024, y seguirá trabajando sobre la resiliencia climática y económica para fomentar la transición hacia una economía de cero emisiones mitigando los impactos del cambio climático. Asimismo, la OCDE ha impulsado una nueva área de trabajo para identificar y superar las barreras que impiden una acción climática más rápida a los gobiernos.
Euskadi y Aclima, comprometidos con las cero emisiones
Nuestra región es una de las más destacadas en toda Europa en lo referente a la descarbonización de la economía e integración de las políticas climáticas de la CE en su legislación. Se trata de una de las 49 regiones integrantes de la iniciativa Race To Zero, preside la red internacional Regions4 Sustainable Development, compuesta por 44 gobiernos regionales de 21 países de 4 continentes, y se ha comprometido de manera oficial a alcanzar la neutralidad de emisiones para 2050.
La aprobación del Anteproyecto de Ley de Transición Energética y Cambio Climático, el vigente Plan de Transición Energética y Cambio Climático 2021-2024, el proyecto Life Urban Klima 2050, y la Estrategia de Cambio Climático del País Vasco, KLIMA 2050 son los instrumentos diseñados para vehicular esa ambición, de la que Aclima, como clúster del sector del medio ambiente de Euskadi, también forma parte. Hemos promovido la adhesión de las empresas vascas a la iniciativa Race to Zero, que promueve el compromiso de alcanzar la neutralidad de emisiones para 2050 entre aquellos agentes que no sean gobiernos nacionales. Aclima también participa en el Basque Net Zero Industrial Super Cluster, cuya misión es acelerar la descarbonización del consumo energético en la industria vasca, impulsando soluciones que reduzcan sus emisiones netas.
En nuestro recientemente presentado Plan Estratégico 2023- 2026, se pondera el protagonismo del sector medioambiental vasco en la Transición Ecológica de Euskadi, que deberá tener como ejes la sostenibilidad y la implantación de los ODS como prioridad para las empresas vascas.
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