La estratificación de las aguas, que es uno de los principales efectos del cambio climático, no ha variado por el momento en el Mediterráneo y golfo de Cádiz, al contrario de lo que ocurre en otras zonas del planeta, según revela un estudio del Instituto Español de Oceanografía (IEO).
El aumento de la salinidad de las aguas en la zona parece haber compensado el aumento de temperatura y, en consecuencia, la diferencia de densidad entre las capas se ha mantenido constante, según señalan los autores del estudio, que ha sido publicado en «Frontiers in Marine Science».
Debido a ello, las concentraciones de clorofila, que son un buen indicador de la productividad en los océanos, no han sufrido grandes cambios durante estos últimos 30 años, según ha informado el IEO en un comunicado.
«A pesar de ello no debemos confiarnos», ha indicado el físico Manuel Vargas, del Centro Oceanográfico de Málaga y primer autor del trabajo.
Vargas ha apuntado que el seguimiento y la vigilancia de los mares «resulta de vital importancia para conocer los futuros cambios que pudieran producirse en los ecosistemas marinos».
Calentamiento del agua
Uno de los posibles efectos adversos que el cambio climático tiene sobre los ecosistemas marinos es un aumento de la estratificación de las aguas, un término con el que se expresa que «las aguas más superficiales se están calentando más rápidamente que las aguas profundas.
De esta forma, el contraste térmico existente entre la capa más superficial del océano y las aguas profundas aumenta, ha explicado el científico.
El aumento en la diferencia de temperatura conlleva una mayor diferencia de densidad entre las aguas cálidas y ligeras de la superficie, y las aguas frías y más densas del fondo del mar.
Esta mayor diferencia de densidad en las capas hace que se estratifiquen más y dificulta la mezcla entre unas y otras.
La mezcla es de vital importancia para la vida en los océanos, ya que «aporta nutrientes esenciales para que el fitoplancton marino realice la fotosíntesis, captando CO2, liberando oxígeno, y generando la materia orgánica, el alimento a fin de cuentas, que sostiene toda la cadena trófica de los océanos», según Vargas.
En la investigación han intervenido Manuel Vargas-Yáñez, Francina Moya, Rosa Balbín, Rocío Santiago, Enrique Ballesteros, Ricardo F. Sánchez-Leal, Patricia Romero y Mª Carmen García-Martínez.
Fuente: EFEverde