Una observación cientĆfica de la reutilización en EspaƱa en los Ćŗltimos 40 aƱos revela aspectos contradictorios propiciados por una visión idĆlica que ha querido copiar la prĆ”ctica estadounidense de esta actividad. Se han implantado normas sin considerar la realidad espaƱola, en la que la reutilización ha avanzado a menudo desde la base: se han debido regularizar numerosas realizaciones que, en zonas de escasez de agua, aprovechaban las aguas, regeneradas o no.
Ha habido diversas iniciativas en el paĆs (Vitoria, Costa Brava, Barcelona, Murcia, AndalucĆa, Madridā¦) en las que, a pesar de las trabas legales, se ha creado un corpus de conocimiento escasamente aprovechado.
Aparte de la agricultura, hay que citar el golf, que se ha acomodado a la falta de otros recursos o a la obligación legal de emplear sólo aguas regeneradas, y la labor callada pero importante de quienes han sabido incorporar la recarga de acuĆferos (MAR) a nuestros conocimientos y experiencias.
En varios centros de investigación se ha trabajado desde 1975 en la reutilización, aunque esta experiencia se ha desaprovechado lamentablemente. La Comisión V de AEAS publicó en 2011 un Manual de Reutilización, intentando facilitar la aplicación prÔctica del agua regenerada.
Los diversos proyectos financiados por la UE durante los Ćŗltimos decenios no han sido considerados en nuestro paĆs, a pesar de la participación de grupos de investigación espaƱoles.
En paralelo, la OMS ha generado diversos documentos que podrĆamos calificar como amigables; como las āSanitation Safety Practicesā aparecidas en 2016.
Desde dentro y fuera de EspaƱa se ha considerado que nuestro paĆs podrĆa haber sido lĆder en la implantación de la reutilización en el MediterrĆ”neo y por extensión en Europa. No deberĆa hacer falta indicar las ventajas de ser el paĆs impulsor de la reutilización en la UE, tanto tecnológicas como a nivel empresarial.
A nivel de la administración, algunas comunidades autónomas (AndalucĆa, Baleares, CataluƱa) competentes en materia de aguas, tomaron la iniciativa desde 1992, y dispusieron herramientas con diversas formas para establecer las reglas del juego en reutilización.
En el puente de la Constitución, EspaƱa sufrió un cambio radical de esta prĆ”ctica con la aprobación del RD 1620/2007, por el que se establece el rĆ©gimen jurĆdico de la reutilización de las aguas depuradas. Obviando todo lo aprendido y estudiado, se aprobó un RD, remachado con una guĆa, con varias disfunciones, errores y contradicciones; aunque estableció el marco para que la reutilización no prosperara demasiado en EspaƱa. El RD ha sido una bendición para los laboratorios de anĆ”lisis y un tormento para los gestores de aguas regeneradas, aparte de suscitar innumerables discusiones.
En el aƱo 2016 parece haberse alcanzado un consenso en el sentido de que se requiere una modificación de la ley, pero con el problema aƱadido de que se estĆ” preparando la aparición de un marco europeo de mĆnimos sobre reutilización. Esta iniciativa, parte de la EconomĆa Circular promovida por la Comisión, se ha traducido en diversos documentos. Entre Ć©stos debemos mencionar una propuesta tĆ©cnica encargada al JRC-Ispra por la DG-ENV con el tĆtulo āThe minimum quality requirements for water reuse in agricultural irrigation and aquifer rechargeā, el sexto borrador de las āGuidelines on Integrating Water Reuse in Water Planning and Management in the Context of the WFDā y finalmente un documento de una consultora āEU-level instruments on water reuseā. Lo mejor que se puede decir de Ć©stos es que han nacido anticuados y no demuestran un buen conocimiento del tema, con errores tĆ©cnicos bĆ”sicos. Este marco, donde EspaƱa y Malta lideran el grupo de trabajo sobre reutilización, es una ocasión Ćŗnica para que nuestro paĆs tome una posición de liderazgo.
SerĆa agradable comprobar que la iniciativa actual del MAGRAMA posicionĆ”ndose en primera lĆnea de la reutilización en Europa da un impulso definitivo a la reutilización en EspaƱa.