La firma Sertego Servicios Medioambientales, conocida antes como Reromas, acaba de ampliar sus instalaciones en Lalín con una inversión de 1,5 millones de euros. El centro de transferencia y minimización de residuos que tiene en el polígono opera desde hace una década, acometiéndose ahora un proyecto exclusivo con unos 1.000 metros cuadrados construidos y ya en fase de prueba, que incluye una mayor automatización de procesos en la recepción, clasificación y reexpedición de neumáticos usados hacia un reciclador final. Durante esa labor no se efectúa ningún tipo de manipulación o trituración.
En la actualidad Sertego opera como recogedor para el Sistema Integrado de Gestión de Neumáticos Usados (Signus) y gestiona en torno a 15.000 toneladas al año. Esas ruedas proceden de toda Galicia y con las nuevas instalaciones se pretende incrementar el porcentaje de recuperación, además de gestionar el material de forma más eficiente. La empresa cuenta con seis empleos directos en su planta de Lalín 2000, cuyas condiciones de trabajo mejoran con la automatización de procesos emprendida, además de generar otros indirectos. La ampliación contaba desde el 2018 con los permisos de la Consellería de Medio Ambiente, entre ellos la autorización ambiental integrada para ampliar y automatizar la clasificación de neumáticos.
Las mejoras acometidas en las instalaciones de Sertego en el municipio dezano posibilitan además la continuidad de la gestión de neumáticos usados para Signus en Galicia a partir del próximo año. La empresa cuenta con más de treinta años de experiencia en servicios medioambientales para el sector industrial y está integrada en el grupo Urbaser. Las líneas de actividad de Sertego van desde la regeneración de aceites y combustibles reciclados al tratamiento o eliminación de residuos y la recogida y transporte de residuos. En esta última línea, con siete delegaciones en España, se encuadra la planta con que cuenta en Lalín para la clasificación de neumáticos usados, además de otros residuos no peligrosos y peligrosos.
Fuente: LA VOZ DE GALICIA