Contenedores con anillo inteligente, conexión bluetooth, lector QR, geolocalización y la ayuda de la inteligencia artificial. Así serán los recipientes de basura del mañana que tienen como objetivo revolucionar el mundo del reciclado bajo estas premisas: ayudar al ciudadano a que quiera reciclar, hacerle conocedor del proceso que atraviesan sus residuos hasta que vuelven a ser útiles y situarle como protagonista de la acción a través de un sistema de devolución de recompensas.
«Es muy complicado convencer a 47 millones de personas de algo, por ello, hay que darles premios. Una de las claves es el feedback a la gente, que sepa qué ha pasado con su residuo para que vuelva a reciclar y para que siga creyendo en ello. El ciudadano reclama saber que su reciclado vale para algo», explica José Luis Moreno, gerente de Innovación en Ecoembes, en TheCircularLab (TCL), el primer centro de innovación abierta en materia de economía circular de Europa, creado por Ecoembes en 2017 en Logroño (La Rioja).
El TCL de Ecoembes busca desde sus inicios «impulsar el cambio de un modelo basado en la economía lineal, de usar y tirar, a uno circular, en el que los residuos se convierten en nuevos recursos». Los trabajos que se realizan en el centro tratan de mejorar la eficiencia de todas las fases de vida de un envase, desde su fabricación hasta la reintroducción en la cadena de producción a través del desarrollo de la tecnología más avanzada y la puesta en marcha de cientos de ideas innovadoras.
«El modelo de reciclaje que impera tiene que evolucionar. Ecoembes pone al usuario en el centro con ‘Reciclos’, un sistema de reciclaje de latas y botellas de plástico de bebidas por el cual los usuarios más comprometidos con la sostenibilidad obtienen incentivos que surge en 2018 junto a Start-Ups colaboradoras en 2018″, explica Moreno. De la ideación a la realidad pasa un año, ya que en 2019 Ecoembes instala sus primeros Reciclos demostrativos en hogar y fuera de hogar para desarrollar la tecnología de identificación del envase mediante inteligencia artificial en pruebas. El próximo paso fue instalar Reciclos por las 17 autonomías, poniendo 62 máquinas a disposición de 3,5 millones de usuarios potenciales en 2021. En este punto se prueba que la tecnología de identificación, basada en código de barras e inteligencia artificial para el reconocimiento de imágenes, ha madurado y en 2022 se despliega Reciclos a ciudades más grandes para un total de ocho millones de usuarios potenciales en noviembre.
De 20.000 a 50.000 euros, esta es la orquilla de coste que tienen las máquinas inteligentes con el sistema de devolución de recompensas. Su valor depende del tipo de funciones que permiten y están dotadas de inteligencia artificial para el reconocimiento de envases, utilizan la tecnología blockchain para conocer el flujo de reciclaje y cuentan con el Smart Ring, el anillo inteligente «que digitaliza los envases y los conecta con el ciudadano» tal y como cuentan los responsables de Ecoembes. El desarrollo del anillo inteligente ha sido ideado en el TCL y ha involucrado a más de 20 empresas durante 18 meses para evaluar más de 15 tecnologías y dar con cuatro soluciones en pruebas. Su función es imprescindible porque se puede instalar en cualquier contenedor amarillo, lo que evita la inversión de tener que renovar el parque de contenedores amarillos que hay es España.
Una de las mayores problemáticas que presentaba el anillo inteligente (Hay 16 en Sant Boi y 40 en Castellón) puesta en funcionamiento es que al ser un aro integrados en el propio contenedor está expuestos a las inclemencias meteorológicas (lluvia, calor, frío), así como a una de los mayores quebraderos de cabeza de sus ‘padres’, los golpes y zarandeos sufridos en las descargas de basura del contenedor.
Uno de los «hijos» del TCL más llamativos es Reciclos. Su funcionamiento permite a los usuarios a través de dos vías, la aplicación para los más tecnológicos y una tarjeta para el ciudadanos más analógico. El sistema es muy sencillo. El interesado en reciclar ha de conectarse a la máquina o contenedor con el QR de su aplicación o tarjeta.
La aplicación muestra un mapa con los contenedores que cuentan con el anillo inteligente y las máquinas con el sistema de recompensa localizadas en lugares de mayor afluencia como aeropuertos, universidades y estaciones. Actualmente hay unas 250 máquinas geolocalizadas y 340.000 usuarios han descargado la aplicación. «El objetivo es acabar el año con 320», señala Moreno.
Una vez enlazado hay que escanear los envases y la inteligencia artificial reconoce de qué tipo son. Una vez introducidos introducidos los envases se generan ‘reciclos’, que son intercambiables por incentivos. Éstos son de dos tipos: individuales y colectivos. Dentro de los colectivos existen los incentivos medioambientales y sociales, como programas de recuperación de incendios o durante el pasado año para el plan de recuperación de La Palma tras la erupción del volcán. Asimismo, los incentivos individuales suelen ser sorteos o premios sostenibles, como minutos de uso en bicicletas municipales.
Además de Reciclos, durante los cinco años de vida del TCL de Ecoembes en Logroño se han impulsado más de 150 proyectos que han favorecido la mejora del modelo de reciclaje, como A.I.R-e, un chatbot que, a través de inteligencia artificial, resuelve las diferentes dudas del ciudadano en cuestiones de reciclaje; SmartWaste, una innovadora plataforma tecnológica y de información y gestión que aplica inteligencia artificial y big data para mejorar la eficiencia de la procesos de recogida, selección y reciclaje de envases; o la herramienta Packaging Circular Design (PackCD), que ayuda a las empresas a predecir y modificar el impacto ambiental de sus envases antes de fabricarlos.