El tiempo de las inversiones sostenibles

Posted by aclimaadmin | 05/02/2019 | Sektoreari buruzko albisteak

Viramos hacia una economía baja en carbono. Es una cuestión de supervivencia. Urge dejar de extraer la mitad de las reservas de gas, carbón y petróleo que yacen bajo tierra. La estrategia es la desinversión en activos relacionados con combustibles fósiles.

¿Qué tienen en común la Fundación Rockefeller, la aseguradora AXA y el Fondo de Pensiones Noruego, uno de los mayores del mundo? Que los tres se han comprometido a desinvertir sus acciones, bonos o activos en fondos de inversión, bancos y empresas que inviertan en combustibles fósiles.

No son los únicos. Hasta la fecha ya hay alrededor de 1.000 instituciones comprometidas con una desinversión de activos por valor de más de 7.000 millones de dólares y casi 60.000 individuos dispuestos a desinvertir 5.200 millones de dólares (6.000 y 4.500 millones de euros, respectivamente), según la organización Go Fossil Free.

Las desinversiones fósiles (dejar de invertir en empresas relacionadas con este tipo de combustibles para hacerlo en aquellas orientadas a una economía baja en carbono) son la estrategia más efectiva para alcanzar el objetivo de no superar un aumento de 1,5 grados de la temperatura global de la Tierra, estipulado por el Acuerdo de París, el mayor tratado vinculante firmado hasta la fecha sobre cambio climático, y ratificado por 197 países.

En este cambio de estrategia, las inversiones sostenibles y responsables (ISR) se consolidan como una herramienta clave. ¿El motivo? Por un lado, el aumento de «la convicción, gracias al cúmulo de evidencias empíricas que conectan la sostenibilidad con la creación de valor». Por otro, «la madurez de la industria», afirma Jaime Silos, presidente de Spainsif. Y es que, hoy por hoy, «la información, el análisis y las herramientas para integrar los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) a la gestión de carteras es tremendamente amplia y cada vez más asequible», añade.

Según el estudio de Spainsif La inversión sostenible y responsable en España 2018, entre 2015 y 2017 se ha registrado una tasa de crecimiento en las estrategias de ISR más avanzadas, como Best-in-class (250%) o la integración de criterios ASG (97%), algo que señala la madurez del mercado español en este tipo de activos financieros. De hecho, el último criterio es ya referencia para bonos sostenibles a nivel mundial. Como explica Gonzalo Gómez, subdirector general de Bolsas y Mercados Españoles (BME) Renta Fija, si vemos el desglose de las cifras de 2017 por jurisdicciones (desde dónde se han emitido los bonos y quiénes ha sido los principales emisores), «España ocupa un quinto lugar en la clasificación mundial, con 5.600 millones de euros, por encima de otros países con economías de tamaño mayor que la nuestra». Estados Unidos y China son las dos principales potencias emisoras, con cerca del 42% del total emitido.

El crecimiento que ha tenido el mercado de las ISR en los últimos años se debe a «un movimiento de concienciación de los mercados financieros emisores, inversores, reguladores y bolsas hacia todo lo relacionado con la sostenibilidad de la economía, el medio ambiente y la erradicación de la desigualdad social», añade Gómez. En el caso de España, las ISR se encuentran en un punto de inflexión en el que la tasa de crecimiento se consolida y las previsiones de futuro son prometedoras. «La altísima bancarización del sistema financiero español permite augurar un importante crecimiento de los nuevos mecanismos de financiación alternativa relacionada con la sostenibilidad», señala Manuel Gómez, presidente de Avangreen, consultora de soluciones energéticas.

Cada vez con más frecuencia, la gestión responsable de los activos considera aspectos como el cuidado y conservación del medio ambiente, la transparencia, la igualdad de género o la reducción de las desigualdades. Las empresas deben contar con ciertos valores éticos para resultar atractivas, sin olvidar nunca la rentabilidad financiera. Pero hoy queda camino por recorrer, ya que la mayoría de las ISR que se comercializan en España todavía desarrollan estrategias basadas en criterios de exclusión, como armamento, energía nuclear o explotación infantil, tal y como se desprende del estudio de Spainsif.

Hacia una economía baja en carbono

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU suponen la medida internacional más destacada para fomentar el desarrollo de políticas sociales y medioambientales ligadas a una economía baja en carbono. Tanto es así que ya empiezan a aparecer en el mercado productos financieros íntimamente ligados a los ODS.

El Fondo Bankia Futuro Sostenible, un ambicioso producto basado en un ideario ético anclado a los ODS, pretende cumplir ocho de ellos: fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, reducción de las desigualdades y acción por el clima. «El objetivo de este fondo es invertir en empresas, activos o fondos que tengan intención de conseguir esta mejora o que su esencia vaya en esta dirección», afirma Juan Pablo Hernández, director Comercial de Bankia Asset Management.

Lo característico de este producto financiero es que «es un fondo con inversión de impacto de última generación que busca la rentabilidad financiera, no solo a través de la gestión de requisitos ASG, sino dentro de un universo que cumpla con nuestro ideario y contribuya al alcance esos ocho ODS», añade Hernández.

Las inversiones de impacto son la versión más sofisticada de la inversión responsable. En sentido más amplio, las inversiones responsables ponen el foco en compañías y actividades que se ajusten a unos determinados estándares sociales, ambientales y de buen gobierno corporativo. «La inversión de impacto, sin embargo, pone el foco en la actividad específica que financia y le exige unos resultados sociales o ambientales determinados», explica el presidente de Spainsif.

Algo que obliga a marcarse «objetivos más ambiciosos, implementando una serie de criterios, rating y medidas que hagan que el inversor se dé cuenta de que ir por este camino es la tendencia del futuro», como apunta Hernández de Bankia.

Pero se trata, además, del riesgo que empiezan a plantear estrategias e inversiones que no vayan en esta línea. «Muchos inversores empiezan a apreciar riesgos a largo plazo en carteras de inversión intensivas en carbono y la necesaria transición hacia una economía de baja intensidad en carbono les plantea nuevas oportunidades de inversión», afirma el presidente de Avangreen. Solo en la Unión Europea, la Comisión ha estimado que serán necesarias inversiones anuales adicionales por valor de 190.000 millones de euros para cumplir con los compromisos en materia de descarbonización. Manuel Gómez culmina con una invitación al optimismo: «El binomio riesgo y rentabilidad parece soplar a favor de las inversiones sostenibles».

Fuente: ETHIC

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