La Bioeconomía ya está aquí

Posted by aclimaadmin | 24/06/2019 | Sektoreari buruzko albisteak

Las exigencias medioambiental y la preocupación europea por el uso sostenible de los recursos naturales se ha traducido en numerosas investigaciones encaminadas a la reutilización de los subproductos de negocio. Un compromiso con el medio natural que se presenta como una oportunidad empresarial.

Hace apenas unos años hablar de bioeconomía sonaba casi a ciencia ficción. Pero el tiempo pasa rápido y ya es una realidad ese concepto que hace referencia no solo a la reutilización de los subproductos agrarios sino a la transformación de los restos de poda, los desechos animales, las cáscaras o el corazón de las frutas e incluso el agua para valorizarlos y convertirlos en nuevas materias prima con las que abonar la tierra, generar luz e incluso construir muebles.

Es una exigencia medioambiental. Lo piden las políticas europeas, cada vez más centradas en la eficiencia del uso de los recursos naturales, en la sostenibilidad y en aquellas alternativas que reduzcan el escandaloso desperdicio alimentario. Pero es también una oportunidad empresarial, una camino para la diversificación, que optimiza la eficiencia de las empresas, genera nuevos ingresos y permite crear empleos. Y no son pocas las empresas españolas (y entre ellas algunas aragonesas) que ya han comenzado a implantar nuevas líneas de negocio en el sector de la bioeconomía. Las hay incluso cuya actividad principal está centrada en la economía circular.

De ello ha sido testigo el Aula Magna del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, escenario del Foro de Economía Circular ‘Cajamar Food&Future 2019’, en el que una veintena de tecnólogos, investigadores y empresarios del sector agroalimentario expusieron ante un centenar de asistentes las investigaciones y proyectos -muchos de ellos consolidados- con los que se está avanzando hacia una economía descarbonizada, basada en recursos renovables y que preservan el uso de alimentos para una población mundial que no deja de crecer.

Pero queda camino por recorrer. Lo dicen los datos. Según el Knowledge Bioeconomy Center de la Unión Europea, en España existen 39 plantas de transformación y valorización de subproductos y residuos agroalimentarios, frente a las 805 que existen en el territorio total de la UE. Además, la obtención de productos de base biológica para los sectores farmacéutico y cosmético, junto con los químicos básicos y los bioplásticos, generan en España una cifra de negocio de 12,26 millones de euros y ocupan a 29.000 personas -177 millones y 449.000 empleos en la Unión Europea-, mientras que la generación de biocombustibles, según estos datos, permite una facturación en el país de 1,2 millones de euros y ocupa a 2.330 personas, unas cifras que se elevan hasta los 12,2 millones de euros y los 25.180 trabajadores si se contabiliza las cifras de este sector en el conjunto del territorio comunitario.

Pese a ello, tal y como se escucho en el Paraninfo zaragozano, los pasos dados hasta ahora van en buena dirección.

Dicen los expertos que la conversión de los residuos en nuevas materias primas y de mayor valor añadido “no solo permite construir una sociedad más comprometida”, sino que, sobre todo, crea riqueza y empleo y “representa una ventaja competitiva en el contexto de la globalización”. Y así se pudo comprobar en la voz de los empresarios que participaron en el foro organizado por Cajamar en Zaragoza -en colaboración con la Universidad de Zaragoza, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA) y el Clúster de empresas agroalimentarias de Aragón-, en el que se puso de manifiesto que la bioeconomía ya está aquí, se ha colado en la actividad de las empresas y se ha abierto paso en los mercados.

Esta realidad puede verse en Huelva, donde el grupo García Carrión tiene una planta -con capacidad para elaborar el 40% de la producción nacional de zumo– en la que nada se desperdicia. Porque tras sacarle el jugo a la fruta, se aprovecha la piel para fabricar alimento animal y para conseguir D-limonemo, un potente desengrasante (bio, por supuesto) que termina como ingrediente de la formulación de productos de limpieza. También puede comprobarse en Lérida, dónde Indulleida ya ha conseguido que el 10% de su producción proceda de una nueva línea de negocio con la que transforma la piel, la pulpa y los corazones de la fruta en materias activas para cosmética y alimentación.

Pero no hay que salir de la Comunidad aragonesa para conocer cómo avanza esta nueva actividad empresarial exigida y aplaudida por Bruselas. En Aragón ya hay empresas y cooperativas que han decidido apostar por la economía circular, bien como una nueva línea de negocio, bien como actividad principal. Son varios los ejemplos en los que los residuos agrarias se usan para producir fertilizantes, las pieles de plátanos para hacer bioplásticos, se convierte la paja del cereal en energía verde y los molestos purines del porcino se transforman en alimentación para mascotas. Y hay empresas que nacen ya integradas en la bioeconomía, como Inseptopía, que explota el potencial que ofrecen los insectos y sus derivados como fuente de proteína para alimentación (de momento) animal. «Es economía circular porque se come el desperdicio alimentario y da proteína, que es un alimento seguro al ser animales de sangre fría y haber menos probabilidades de transmisión de enfermedades», explicó Ana de Diego, que detalló que esta producción, que no exige grandes instalaciones, tiene menor impacto ambiental por su escasa huella hídrica y sus bajas emisiones de efecto invernadero…leer más

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