La transición hacia una «economía circular» capaz de convertir los residuos en recursos, debe acelerarse en Francia, con el objeto de proteger mejor el medio ambiente y para beneficiarse de nuevas «fuentes de crecimiento», según un informe publicado esta semana por el Institut Montaigne, en Francia.
«La transición hacia una economía más circular comenzó ya ha comenzado en Europa y en otros lugares», se subraya en este documento publicado con motivo de la Conferencia sobre el Clima de la ONU (COP22), que se celebra hasta el 18 de noviembre en Marrakech.
Sin embargo, «hay que acelerar esta transición para enfrentar los desafíos ambientales a nivel mundial, y para que los países y las empresas disfruten de los beneficios económicos y las ventajas competitivas que aporta», añade el informe, que formula ocho propuestas para «reconciliar el crecimiento y el medio ambiente».
Estas incluyen el establecimiento de un indicador armonizado, al menos a nivel europeo, para medir de «la cuna a la cuna» la circularidad del proceso de producción en un territorio determinado y la «inversión a las mejores iniciativas.»
Las propuestas incluyen también la aplicación de un marco regulador comunitario más adaptado con el objeto de permitir el desarrollo de un «mercado interior de materias primas reciclables», actualmente limitadas por la existencia de barreras «significativas».
El Institut Montaigne defiende la promoción de la economía circular en el ámbito internacional, reclama que los países asuman compromisos cuantificados en la gestión de sus residuos, así como la armonización de las tarifas de vertedero entre los países europeos para promover el reciclado.
«El impacto de este tipo de incentivos es muy importante, ya que los países en los que aplican tarifas elevadas de vertido (como Alemania o Suecia, por ejemplo) presentan porcentajes de vertido de residuos municipales cercanos a cero, frente a casi el 30% en Francia o el 80% en Grecia», señala el informe.
Finalmente, el Institut Montaigne considera necesario promover la innovación, y estimular la demanda de productos reciclados a través de programas de sensibilización para los consumidores y la contratación pública.
«En Europa, el 31% de los alimentos producidos se pierde antes de su consumo; un coche, en promedio, permanece aparcado el 90% del tiempo y el 50% de las personas poseen alojamientos excesivamente grandes para ellas», indica este instituto, el cual hace un llamamiento a nuevos modelos de negocio que den respuesta a estos problemas.