El nuevo ecosistema equilibra las expectativas y confianza de los funcionarios, ciudadanos y diferentes actores involucrados en la cadena de valor en las tecnologías emergentes
La movilidad urbana afronta una mayor incertidumbre y complejidad a largo plazo generada por diferentes factores: la demanda de crecimiento de los entornos urbanos, la presión y urgencia por un modelo más sostenible, y una reducción de los niveles de contaminación, en calidad del aire y acústica. El acelerado desarrollo tecnológico en los propios modos de transporte y modelos de negocio subyacentes; conducción autónoma, micro-movilidad, vehículo conectado, electro-movilidad, movilidad como servicio (MaaS) y nuevos modelos de propiedad de vehículos determinan retos específicos en su despliegue.
Estos modelos de negocio disruptivos y tendencias están cambiando el panorama de la planificación urbana y la gestión de la movilidad en las ciudades. Además, la crisis de la Covid-19 nos ha hecho conscientes de la fragilidad y sensibilidad de nuestros modelos y planes ante eventos externos, identificando la necesidad de agilidad de respuesta ante nuevas restricciones de movilidad en caso de ser necesario.
Estos desafíos requieren de nuevos procesos y métodos de planificación de la movilidad para ayudar a las administraciones públicas y a los responsables políticos a comprender mejor este nuevo contexto, apoyándolos en la toma de decisiones y en la predicción de eventualidades. Las tecnologías disruptivas como el análisis de big data pueden respaldar las decisiones de los responsables en la formulación de políticas.
El proyecto Horizonte 2020 de la Unión Europea URBANITE explora los desafíos específicos para la aceptación y uso real de las tecnologías en una toma de decisiones basada en datos, mediante un enfoque participativo y una plataforma técnica que proporciona los siguientes principios: aprovechar al máximo los datos disponibles, hacer que el proceso de gestión de datos sea más eficiente, identificar y aprender de las tendencias a corto, medio y largo plazo para mejorar la movilidad urbana, identificar eventos potencialmente problemáticos y delimitar consecuencias imprevistas, analizar escenarios futuros plausibles o actuaciones potenciales, crear políticas y servicios públicos “con” las personas y no solo “para” ellas, fomentar la colaboración entre departamentos mediante la creación de un ecosistema urbano, impulsar y orientar una transformación digital eficiente y exitosa.
Después de casi un año la iniciativa URBANITE comienza a tomar forma. Están disponibles los primeros resultados: se ha obtenido una mejor comprensión de los casos de uso de las cuatro ciudades participantes: Ámsterdam, Bilbao, Helsinki y Messina. En enero y febrero, las ciudades piloto de URBANITE llevaron a cabo sus sesiones participativas de laboratorio de política social para trazar los desafíos, los riesgos y las posibilidades de la toma de decisiones basada en datos. Se llevó a cabo una primera versión de la descripción de la arquitectura URBANITE como base para los próximos pasos en el desarrollo e integración, una especificación de modelo semántico y estructuras de datos comunes, basadas en el análisis de las fuentes de datos que están disponibles y son relevantes para los casos de uso del proyecto, la definición de una estrategia y algoritmos para el modelado y la visualización de datos aplicable al dominio URBANITE.
Fuente: Tecnalia