La nueva esfera de la circularidad: El ciclo urbano del agua abandera proyectos ejemplares de economía circular, potenciando la energía verde, la mitigación del cambio climático y la reutilización de residuos para producir nuevos materiales

Posted by aclimaadmin | 22/06/2022 | Noticias del Sector

A lo largo de la historia hay momentos en los que la disrupción se produce de forma abrupta de manera que todo se precipita, como cayendo al vacío, esto es lo que en terminología de Peter Sloterdijk se denomina el estallido de una burbuja, para pasar a otra definición espacio-temporal de una nueva esfera.

El salto que ha supuesto la digitalización era inimaginable en sus comienzos. Cuando en 1982, la mayor fábrica de prospectiva que ha existido siempre como era Hollywood, estrena una obra de arte como Blade Runner, donde es capaz de imaginar coches voladores y androides en el año 2019, sin embargo, cuando Rick Deckard -genialmente interpretado por Harrison Ford- necesita hablar en la distancia, acude a una cabina de teléfonos. Esto nos da una escala de la disrupción que supuso unos años después lo que se ha venido a llamar la digitalización, que empieza a hacerse más visible con los teléfonos móviles -sin los que hoy, aunque pudiéramos vivir, no seríamos capaces de mantener ni el ritmo ni la calidad de vida que pueden traernos- y que todavía no ha terminado con el desarrollo exponencial de la inteligencia artificial.

Es cierto que podemos sentir vértigo, aunque solo estamos pasando a una nueva esfera espacio-temporal, como otras veces en la historia -como cuando se da el giro copernicano- pero esta vez movidos, no tanto por la necesidad de ampliar nuestras fronteras intelectuales y reales -que también- como por nuestra propia supervivencia.

La concepción lineal de los procesos, al igual que en la Tierra plana al final, en el borde, se caía al abismo de la nada, en esta ocasión nos lleva al abismo de nuestra propia destrucción. Es aquí donde la circularidad se convierte en la clave del arco que aguanta todo el “sistema”, y la tecnología en el instrumento necesario que todo lo afina.

Dentro de todo este proceso en marcha de la circularidad me gustaría destacar un concepto y un ejemplo de proyecto que se desarrolla en nuestro país. En cuanto al concepto, este no es otro que el diseño asistido y la impresión tridimensionales, con los que, no solo desde un material base en polvo es posible construir cuanto seamos capaces de diseñar sin un solo desperdicio en el proceso, sino que también -y aunque tenga reminiscencias bíblicas por aquello de polvo eres y en polvo te convertirás- es posible su desmantelamiento inverso y su reutilización en el 100%, en lo que supone un claro ejemplo de circularidad.

En cuanto al ejemplo de proyecto -quizás movido inconscientemente por la imagen del polvo negro expulsado de las entrañas de la Tierra que pudimos sentir el año pasado en nuestra querida isla de La Palma, en la que se cree que Ulises encontró el paraíso-, me gustaría destacar el de una empresa canariaCanaragua, quien después de su labor titánica durante el pasado año para preservar con éxito la calidad de las aguas y de la prestación del servicio en esa misma isla de La Palma en pleno desastre de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, se embarca ahora junto al Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma y el Cabildo insular -mostrando un eficaz ejemplo de colaboración público-privada, tal y como recomienda Naciones Unidas en el 17 objetivo de sus ODS-, en un proyecto de economía circular que busca valorizar los residuos orgánicos para generar energía verde primaria y descarbonizar la isla alineándose con los compromisos adquiridos de la Agenda 2030.

El proyecto ha sido bautizado como Smart Farm Biogas La Palma, lo que ya en si mismo supone una clara declaración de principios, vinculándolo a la EDAR de Santa Cruz de La Palma, para valorizar hasta 20.000 toneladas al año de residuos orgánicos, entre los que se encuentran, además de los lodos de depuración, restos de fruta, queseras, destilerías, productos caducados, aceites,…, con los que poder producir hasta 6 GWh al año de energía primaria verde que se destinarían al círculo integral del agua reduciendo así la huella de carbono.

Y pongo este ejemplo no por su singularidad, sino porque forma parte de un eslabón de múltiples ejemplos de circularidad parecidos que de forma abrupta están apareciendo en el sector del agua en todo nuestro territorio de la mano de la tecnología de vanguardia de operadores del ciclo integral del agua, como es el caso de Agbar, quien se encuentra también inmerso en proyectos de transformación digital total en toda nuestra geografía.

Son estas empresas visionarias como las que contamos en nuestro país, en múltiples sectores productivos, las que nos aterrizan en una nueva esfera en la que la Tierra no sólo no es plana, sino que tiene futuro para los que aún están por venir.

Fuente: El Ágora Diario

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