Balmaseda reconvertirá el solar de un antiguo polígono industrial de Arla, cercano a la frontera con Burgos, en un espacio natural. Se trata de una parcela de 1.360 metros cuadrados en el barrio El Peñueco que fue urbanizada para albergar la fabricación de granalla de acero, aunque esta actividad ya se trasladó y el solar fue descontaminado. El proyecto, con un presupuesto de 111.000 euros, deberá estar realizado antes de fin de año. La iniciativa ha obtenido una subvención por parte del la sociedad Ihobe del Gobierno vasco de unos 35.000 euros. El objetivo del Ayuntamiento es crear allí huertos urbanos –unos 25 ampliables a 50–, además de poner en valor el bosque de ribera en la margen derecha del Cadagua a su paso por la parcela y el robledal que existe en la zona, explicó el alcalde, el independiente Aitor Larrinaga. Los huertos se cultivarán siguiendo los preceptos de la agricultura ecológica. Los adjudicatarios recibirán un curso de formación antes de empezar a gestionar su huerta. También se creará una zona de compostaje que se nutrirá con los restos de la jardinería municipal, de las propias huertas y de los residuos orgánicos domiciliarios de los adjudicatarios.
La idea nació por «la demanda popular» de huertos en la localidad. Estos funcionarán como islas de vegetación y servirán para filtrar los contaminantes atmosféricos y, además, como producirán alimentos de kilómetro cero, se evitarán las emisiones
que hubiera generado el consumo de alimentos traídos de otro lugar.
El bosque de ribera degradado se recuperará con la ayuda de la Agencia Vasca del Agua (Ura), que suministrará ejemplares autóctonos plantados durante jornadas de voluntariado por parte de escolares y se creará una presa para que los anfibios puedan habitarla. «Pasará de ser un solar baldío a otro que servirá como lugar de encuentro intergeneracional, con un gran potencial para la educación ambiental», apuntó el técnico de Medio Ambiente, Gorka López. En su construcción solo se emplearán materias primas amables, como la madera, piedra y áridos reutilizados en el caso de los accesos y recorridos interiores. La tierra empleada en la propia obra también se reutilizará. De cara a reivindicar los valores naturales del entorno, se instalarán una serie de paneles informativos en las diferentes áreas de interés, porque en la zona también se realizarán visitas educativas con los centros escolares de la comarca y asociaciones, charlas, talleres de cultivo sostenible y cursos específicos. Con el proyecto se reducirá el efecto isla de calor, el ruido, el riesgo de inundaciones y los residuos, y se mejorará la biodiversidad porque se restaurarán hábitats de especies vulnerables. «Las plantas se relacionan entre sí y con insectos, lo que posibilita el desarrollo de la fauna y flora local, esencial para reducir las posibles injerencias de virus exóticos», aseguró López.