¿Es necesario el decrecimiento para la sostenibilidad medioambiental?

Posted by aclimaadmin | 23/01/2024 | Noticias del Sector

Entre los científicos existe la convicción de que, como consecuencia de la actividad humana, se han traspasado los límites de absorción del planeta, y de que, si no se adoptan pronto medidas drásticas, hay un grave riesgo de que se entre en una dinámica de procesos irreversibles, que podrían poner en riesgo la propia humanidad. La reciente actualización de los análisis sobre los límites planetarios llevada a cabo en 2023 por el Stockholm Research Institute muestra que, de los nueve campos analizados, en seis (cambio climático, biodiversidad…) se han superado los límites del espacio a salvo y seguro. Asimismo, el indicador de huella ecológica publicado por el Global Footprint Network en 2023 muestra que, en su conjunto, se necesitarían 1,7 Tierras para mantener el actual nivel de vida de los habitantes del mundo. Ante eso, un número creciente de académicos y de movimientos sociales han comenzado a sostener que son necesarias políticas de decrecimiento, porque en un planeta finito no es posible un crecimiento indefinido. ¿Es eso cierto?

Hay que empezar distinguiendo los crecimientos de la actividad económica en términos materiales y en términos monetarios: el primero, desde luego choca con los límites del planeta. El segundo, en cambio, resulta posible, siempre y cuando el crecimiento material se desacopla del crecimiento monetario (o del PIB). O, como algunos dicen, si el crecimiento del PIB se desmaterializa. ¿Es eso posible?

Hay factores que pueden jugar en favor de esa desmateralización o desacople. Por ejemplo, los procesos de sustitución y las innovaciones que reducen el consumo de recursos naturales o las emisiones. Pero las bajadas de precios derivadas de esas mejoras de eficiencia pueden aumentar la demanda de los productos y, al final, por ese “efecto rebote”, se puede acabar consumiendo más recursos naturales o generando más emisiones y residuos.

Si miramos a lo que ha pasado hasta ahora, claramente el desacople o desmaterialización no se ha producido en la medida o características requeridas: a nivel global, en términos absolutos, en magnitud suficiente, de modo permanente… (Véanse Parrique et al., 2019; y Vaden et al., 2020). Pero cabe aducir que ello ha pasado porque hasta ahora no han sido aplicadas las políticas apropiadas. Así, se han construido modelos para estimar si se podría evitar el cambio climático aplicando determinadas políticas de mejora de eficiencia y desarrollando determinadas tecnologías para la captura de CO2; y, según esos modelos, los objetivos climáticos podrían ser alcanzados y sin apenas efectos negativos en el crecimiento. Pero la mayoría de los economistas ecológicos critican tales modelos por fijar objetivos poco ambiciosos o basarse en asunciones sumamente improbables y alejadas de las evidencias históricas. (Véase Dolter y Victor, 2017)

Básicamente, hay tres tipos de posturas ante la relación entre el crecimiento económico y medioambiente. (i) Los que creen que el crecimiento económico es posible y deseable, especialmente si se adoptan políticas medioambientales y estructurales apropiadas, de manera que aumenta la eficiencia y cambia la composición sectorial, y el crecimiento se hace verde (green growth). (ii) Los que creen que las mejoras de eficiencia y cambios en la composición de las actividades serán insuficientes, de manera que las medidas de mejora de eficiencia deben acompañarse con medidas de suficiencia o reducción del nivel de actividad económica (o degrowth). Y (iii) los que creen que no hay que plantearse objetivos en términos de crecimiento o decrecimiento, pues este es un medio y no un fin, y porque, además, de hacerlo de antemano, la ciudadanía y decisores públicos se pueden asustar y oponerse a las medidas medioambientales. Este tercer grupo propugna, entonces, adoptar las políticas medioambientales y socioeconómicas que sean necesarias para mantener la Tierra dentro de límites planetarios y sociales seguros, independientemente de los efectos que puedan tener en el crecimiento. Para ellos, hay casos en que el crecimiento económico ayudará a alcanzar los objetivos socioeconómicos y medioambientales (p.e. en los países menos desarrollados), y otros casos en que impedirá alcanzar esos objetivos. Por eso, esta tercera corriente se declara agnóstica ante el crecimiento (a-growth).

En realidad, todo apunta a que, para hacer frente a los actuales problemas medioambientales, no bastará con una revolución de eficiencia, y que será también necesaria una revolución de suficiencia (reducción y cambio de los patrones de producción y consumo). Pero, siendo ya de por sí tan enormes los desafíos que comporta una revolución de la eficiencia (como muestra el hecho de que las políticas para ello, a pesar de contar con gran consenso académico, no han podido ser puestas en práctica por la oposición de grupos de interés, como los de la industria de combustibles fósiles) y disponiendo las posibles medidas de decrecimiento de menor fundamentación teórica y evidencias empíricas de sus positivos efectos, parece lo más práctico avanzar en aquello en que existe consenso o acuerdo entre los partidarios del crecimiento verde, del decrecimiento y del a-crecimiento.

Lo que sí, desde ya, debemos empezar a quitar de nuestra cabeza es la idea de que el crecimiento económico es un adecuado indicador de bienestar y que debemos perseguirlo como objetivo. Así como no hay evidencias de que el crecimiento del PIB se puede desacoplar del crecimiento material (en la magnitud o características requeridas), lo que sí hay evidencia es de que la mejora del bienestar se puede desacoplar perfectamente del aumento del PIB (véase Navarro, 2022).

Añadamos, por último, que el movimiento, académico y social, por el decrecimiento no se origina solo porque se crea que medioambientalmente no hay otra salida que la reducción en el nivel de actividad en los países desarrollados. Dicho movimiento responde también –y primordialmente– a un deseo de alcanzar una sociedad diferente y mejor, en términos socioeconómicos y medioambientales, que la actual. Para la mayoría de los miembros de ese movimiento, eso no resulta posible dentro del capitalismo, de manera que el decrecimiento es un movimiento que persigue una transformación radical del sistema actual.

Fuente: Orkestra

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