A continuación, os dejamos un artículo aparecido en el último número de Estrategia Empresarial sobre el trabajo de Aclima y el sector ambiental de Euskadi, materializado en la presentación de nuestro Plan Estratégico Aclima 2023-2026.
La industria vasca tiene un papel esencial en la adaptación de la economía a la transición energética y climática. Aclima-Basque Environment Cluster, el referente y el aglutinante del sector ambiental de Euskadi, que ha tenido y tiene un liderazgo indiscutible en este ámbito, ha presentado su hoja de ruta para la descarbonización del tejido industrial vasco, en la que aboga por incorporar los ODS en todos los sectores.
La industria medioambiental vasca atraviesa un buen momento. El contexto favorable en el mercado que se ha creado a raíz del ‘Green Deal’ de la UE con los fondos NextGenerationEU, la creciente preocupación por diferentes aspectos de la sostenibilidad –como la economía circular o el cambio climático–, y la aprobación de nueva normativa, tanto a nivel europeo como en Euskadi –por ejemplo, el nuevo marco para la gestión de los residuos–, no solo han permitido cerrar 2022 con buenas cifras, sino anticipar muy buenas perspectivas de pedidos e inversiones para los próximos meses.
De hecho, el último semestre del pasado año fue “excepcional” para algunos miembros del clúster vasco de medio ambiente, Aclima-Basque Environment Cluster. Las 124 empresas y entidades socias que integran Aclima, y que representan a una parte muy importante del sector medioambiental de Euskadi, lograron en 2022 una facturación de 3.125 millones de euros. Su contribución al empleo, en este caso ‘verde’, también fue significativa al alcanzar los 5.724 puestos de trabajo directos en toda la Comunidad Autónoma; es un 4% más que el año anterior. En su Asamblea, celebrada el verano pasado, Aclima, que cuenta con 86 empresas entre sus socios, ya dejó claro que el sector medioambiental vasco “está llamado a convertirse en una pieza clave para la transición hacia una nueva economía vasca más sostenible”. Y buena prueba de ello es el importante aumento de la inversión en I+D+i en todo el sector, que se incrementó un 15% en 2021, hasta superar los 228 millones de euros.
Nueva etapa Ahora, Aclima ha diseñado la hora de ruta para descarbonizar la economía vasca. Se trata de su Plan Estratégico 2023-2026, que tratará de posicionar a Euskadi como líder en sostenibilidad, que pivota en torno a la economía circular, la descarbonización y la digitalización, y que aboga por incorporar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el conjunto de lo sectores económicos.
La nueva etapa de Aclima apuesta por un cambio radical, pasando del concepto de sectores estancos a otro menos estático y abierto: el de los círculos de valor en torno a los ODS. En este sentido, el Plan Estratégico establece siete áreas prioritarias que coinciden con otros tantos objetivos: Salud y Bienestar, Agua Limpia y Saneamiento, Ciudades y Comunidades Sostenibles, Producción y Consumo Responsables, Acción para el Clima, Vida Submarina y Vida de Ecosistemas terrestres.
Asimismo, se establecen seis objetivos principales para los cuatro años: traccionar la gestión empresarial excelente en el sector ambiental; promover la proyección internacional de sus pymes; atraer y fidelizar el talento del sector; fortalecer su influencia en la promoción de la industrialización inteligente y sostenible; dinamizar una innovación tecnológica colaborativa y el emprendimiento, y proyectar al sector medioambiental como protagonista de la transición ecológica y de la Agenda 2030.
Economía circular Según datos de Ihobe, la sociedad de gestión ambiental del Gobierno vasco, sobre la economía circular en Euskadi, el potencial de ahorro de materias primas se cifra en el 6% del consumo, lo que supone unos 2.000 millones de euros anuales, y se consumen 120.000 toneladas al año de materiales críticos que cuestan 415 millones
Con la Estrategia de Economía Circular de Euskadi 2030 se espera facturar 10.000 millones de euros en productos más circulares, crear alrededor de 3.000 empleos y reducir un 26% las emisiones de CO2.de euros. Por otro lado, las expectativas de crecimiento en los mercados son mayores para los productos o negocios de economía circular que para los productos tradicionales. Para 2025, las empresas vascas esperan un incremento hasta del 46% en las ventas previstas de productos más verdes.
Euskadi ya cuenta con una Estrategia de Economía Circular, que mira a 2030, y cuyos objetivos básicos son aumentar en un 30% la productividad material y un 30% la tasa de uso de material circular, y reducir en un 30% la tasa de generación de residuos por unidad de PIB. Con esta estrategia se espera facturar 10.000 millones de euros en productos más circulares, crear alrededor de 3.000 empleos y reducir un 26% las emisiones de carbono (equivalente a unos 4,4 millones de toneladas de CO2).
En este camino de circularidad, la industria vasca puede contar con Ihobe, la sociedad pública de gestión ambiental del Gobierno vasco; el Basque Ecodesing Center, una iniciativa de colaboración público-privada en economía circular, y el Basque Circular Hub, un centro de servicios avanzados en este ámbito. A ello se sumarán las ayudas públicas a proyectos de medio ambiente y a la innovación en economía circular, entre otras.
Construcción sostenible La construcción sostenible es otro de los grandes ámbitos para la progresiva descarbonización de la economía en Europa. Es, de hecho, junto con la rehabilitación de las construcciones ya existentes, uno de los ejes vertebradores del Pacto Verde Europeo y motor de estrategias específicas como Renovation Wave. La edificación sostenible es un proceso que engloba a múltiples agentes (comunidades de propietarios, empresas de construcción, despachos de arquitectura, etc.) y que debe conjugar de forma prioritaria tres verbos: reducir, conservar y mantener. Y su principal objetivo es integrar en la construcción y renovación de edificios e infraestructuras aspectos funcionales, económicos, ambientales y de calidad para aumentar la calidad de vida las personas, incrementar la eficiencia en el consumo de recursos, respetar el patrimonio local y ser competitivos desde el punto de vista económico.
En el largo camino trazado por Euskadi para responder a los desafíos y oportunidades de la construcción sostenible destacan hitos como la futura Ley de Transición Energética y Cambio Climático, actualmente en tramitación, que advierte de la necesidad de que el sector de la construcción reduzca su impacto ambiental y sus emisiones. Las vías para alcanzar este objetivo se basan en el impulso de las energías renovables, el ecodiseño y la optimización en el uso de los materiales.
También las Guías de Rehabilitación, Edificación y Urbanización Sostenible, fruto de la colaboración entre Ihobe, el departamento de Vivienda del Gobierno vasco y su sociedad Visesa, y Sprilur. Representan uno de los pocos ejemplos de iniciativa pública en el ámbito europeo que pretenden vertebrar una sistemática de evaluación, e incluso reconocimiento, de la sostenibilidad ambiental de las edificaciones. Además, teniendo como punto de partida estas guías y su metodología de valoración de proyectos y obras, se han desarrollado otras herramientas de estímulo de la oferta y demanda de la edificación sostenible. El desarrollo de criterios de compra pública verde, los recursos formativos, las ordenanzas municipales en la cuestión o los productos financieros constituyen una clara muestra.
La Agenda Urbana Vasca Bultzatu 2050, aprobada en 2019, también forma parte de esta planificación, e iniciativas como los proyectos europeos Agree (para mejorar la eficiencia energética en viviendas antiguas) e Iceberg (orientado a la reutilización de los residuos de construcción y demolición), en los que participan agentes vascos como Ihobe, son, en cierta forma, ejemplos de su materialización.
Estrategia Empresarial, cuadernos estrategia. Marzo 2023
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