El Pacto Verde Europeo, la mejor manera de impulsar la economía tras la crisis del Covid-19

Posted by aclimaadmin | 02/04/2020 | Aclima bloga

A estas alturas, es evidente que las medidas que se han debido tomar para hacer frente a la pandemia del Covid-19, como los confinamientos de la población con el consiguiente parón en la actividad empresarial, acarrean impactos económicos negativos para nuestra sociedad. Tanto las empresas del sector del medio ambiente como el resto deben prepararse para gestionar las consecuencias que estos cambios están provocando. Como recientemente afirmábamos, el sector ambiental es estratégico para responder a los efectos económicos de la pandemia que estamos sufriendo. El único camino posible para Europa es reafirmar su compromiso con el Green Deal, o Pacto Verde Europeo, la hoja de ruta elegida para conseguir para nuestro planeta un desarrollo sostenible que aúne el bienestar económico con el respeto al medio ambiente.

El objetivo más ambicioso que persigue este gran conjunto normativo es que Europa sea un continente climáticamente neutro para el año 2050, mediante una firme apuesta por la transición ecológica y la sostenibilidad. Para avanzar en esta vía, la futura Ley del Clima y el nuevo Plan de Acción de Economía Circular son dos de los instrumentos clave. La Comisión Europea apuesta por la Economía Circular para mejorar la competitividad y crear empleo. Y así se promueve en la Estrategia Industrial Europea recientemente presentada. En este sentido, se estima en un 0,5% el crecimiento del PIB europeo para la próxima década, además de unos 1.200.000 nuevos puestos de trabajo.

Pero, sin desmerecer los efectos positivos en la economía del Green Deal, no debemos olvidar que el objetivo principal es la mejora ambiental. La crisis del Covid-19 es sobre todo una emergencia de salud y seguridad, y pocos factores influyen tanto en estos aspectos como el medio ambiente. La OMS estima que los efectos medioambientales están relacionados nada menos que con el 23% de la tasa de mortalidad en el planeta. Un entorno más saludable mejora la salud de las personas y su resistencia frente a enfermedades.

 

Liderazgo Ambiental en momentos de crisis

A nadie se le escapa que los efectos de la pandemia que estamos viviendo pueden provocar una crisis económica global. Ante esta situación es más necesario que nunca mantener firme nuestra atención en el largo plazo. Nos encontramos en el primer año de una década decisiva para el futuro del mundo en su avance hacia la descarbonización y el desarrollo sostenible, 2030 es la primera meta de esa ambiciosa aspiración. La Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible son, tal y como promueve la ONU, una oportunidad para que los países y sus sociedades transformen nuestro mundo.

La crisis climática y los efectos provocados por ella no van a desaparecer, aunque una de las consecuencias de las medidas para evitar el contagio está siendo la reducción de la contaminación ambiental. Es por eso que se necesita trabajar enfocados en la dirección adecuada para salir de esta crisis económica.

Según el informe “Global Risks 2016, 11th edition (2016)” del Foro Económico Mundial, los riesgos a largo plazo más importantes a los que se enfrenta la economía mundial se relacionan con el cambio climático, tanto en términos de probabilidad como de gravedad económica. Es por esto que la Economía Circular cobra una especial importancia en el contexto en el que vivimos. Uno de los beneficios de apostar por la Economía Circular es que puede aumentar la resilencia de nuestra sociedad, es decir, su capacidad de adaptación frente a las crisis y los cambios. En sus fundamentos está el aprovechamiento de los recursos naturales, tanto materias primas como energía, y la reducción y recuperación de residuos. Todo esto provoca que la economía sea más sostenible y competitiva, minimizando la dependencia de proveedores externos y reduciendo la necesidad y el impacto del transporte industrial.

 

A principios de año, el Bank of International Settlements (BIS), publicó un informe que avisaba del peligro de un Cisne Verde. Este concepto, derivado del famoso libro de Nassim Nicholas Taleb “El Cisne Negro”, describe como el impacto del cambio climático puede generar pérdidas tan grandes como para provocar una gran crisis económica y financiera mundial. Por ello, los estímulos económicos frente al COVID-19 deben incorporar la vertiente ambiental, porque es el momento de desarrollar una sociedad más resilente, saludable y sostenible.

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