Infraestructuras ambientales integradas en entornos urbanos, el ejemplo de Copenhague

Posted by aclimaadmin | 02/02/2024 | Aclima bloga

El desarrollo de infraestructuras relacionadas con la Economía Circular, como las dedicadas a la valorización de residuos, puede ser un motor económico y un elemento tractor para impulsar el cuidado del medio ambiente. La capital de Dinamarca es un ejemplo de este fenómeno, en el que Euskadi puede mirarse en su apuesta enfocada a la construcción de nuevas infraestructuras, tan necesarias para que nuestro territorio alcance los objetivos de descarbonización y sostenibilidad que se marcan desde Europa.

Copenhague es una de las ciudades más sostenibles del mundo y se ha propuesto convertirse en 2025 en la primera capital mundial con huella de carbono cero, a la vez que su compromiso ambiental propicia un crecimiento económico palpable. Y es que Copenhague es un vivo ejemplo de que adoptar políticas circulares e integrar infraestructuras ambientales en el entorno urbano puede tener efectos económicos muy positivos. Esta es la base de su CPH Plan Climático 2025, que apela a una transición energética racional basada en fuentes de energía sostenibles, la adaptación climática de los edificios, una profundización en la movilidad sostenible y, como no, la optimización de los sistemas de gestión de residuos gracias a infraestructuras de última generación. Todas estas medidas están enfocadas a reducir las emisiones de CO2 y alcanzar la neutralidad climática.

La capital danesa tiene un área urbana de poco más de 775.000 habitantes, con una zona metropolitana en la que residen alrededor de 1,3 millones de personas. En la década de los 80 se trataba de una ciudad industrializada con aguas contaminadas. Las autoridades decidieron enfocarse en anticiparse a la adaptación al cambio climático con medidas como el aprovechamiento del agua de lluvia, la creación de zonas verdes para reducir el riesgo de inundaciones y mitigar la contaminación el aire, prohibiendo el acceso de vehículos diésel, promoviendo edificios mejor aislados y con menor consumo energético y, sobre todo, adoptando una estrategia integral de adaptación climática y un plan de inversiones a largo plazo. El resultado es que sus emisiones de CO2 se han reducido en un 42% desde 2005 y que Copenhague es reconocida internacionalmente por sus esfuerzos en este sentido, situándose en el top 10 de prestigiosos rankings como el Índice Cities in Motion de IESE y el listado de Ciudades Inteligentes de IMD. De igual forma, fue elegida capital verde europea en 2014. Pero la ciudad no se conforma y sus instituciones quieren dar un paso más y convertirse en la primera capital mundial neutral en emisiones.

Infraestructuras de gestión de residuos

El Circular Copenhague – Plan de Recursos y Residuos 2024 (RAP24) abarca residuos de los hogares y de las industrias ligeras y su objetivo es alcanzar el 70% de reciclaje en 2024, reduciendo 59.000 toneladas de CO2 anuales. Para ello, la capacidad de las instalaciones municipales debe triplicarse y en ese sentido se ha impulsado una plataforma de innovación que reúne a los distintos agentes de la industria para plantear y aplicar soluciones novedosas. Ejemplos de los cambios propuestos son emplear vehículos eléctricos en la recogida de basura y crear un centro de innovación para la clasificación de plásticos, abierto tanto a empresas como a investigadores, donde se está probando una tecnología robótica para la clasificación de plásticos.

Además, se quiere mejorar en un 14% la recogida de residuos domésticos (reducción estimada de 8.025 toneladas de CO2) con campañas informativas, optimizar los métodos de recogida y separación en origen de los residuos domésticos (reducción estimada de 2.550 toneladas de CO2), ampliar la reutilización hasta las 5.880 toneladas de residuos (reducción estimada de 240 toneladas de CO2), aumentar la circularidad en la recogida (reducción estimada de 3.410 toneladas de CO2), mejorar la recogida de residuos comerciales en un 15%, y aplicar nuevas soluciones tecnológicas para el tratamiento de residuos (reducción estimada de 25.150 toneladas de CO2).

Asimismo, Copenhague ha establecido un proyecto de colaboración con Londres y Ámsterdam para optimizar la gestión de los plásticos, aunque en un futuro, se espera que el trabajo se extienda hacia otras áreas de la economía circular.

Plan Climático 2025

Para ello, ha apostado por una estrategia de transformación gradual con un plan sólido de inversiones cuyo objetivo no es tan solo reducir las emisiones, sino también que este plan funciones como dinamizador de la actividad económica, estimulando la innovación y el empleo mediante la colaboración entre instituciones públicas, centros de conocimiento y empresas. Actualmente Copenhague emite 1,9 millones de toneladas de CO2 y con estas medidas pretende que en 2025 se reduzcan en 1,2 millones, para ello el Plan Climático 2025 incluye acciones en las cuatro áreas principales:

1-Consumo de energía
La calefacción y la electricidad suponen el 75% del consumo energético total, para optimizarlo se quiere mejorar la eficiencia energética de los edificios, instaurar un modelo de ahorro de energía de hasta el 20% para comercios y empresas, instalar 60.000 metros cuadrados de paneles solares, aplicar el consumo flexible de energía según las necesidades concretas y optimizar la monitorización del gasto energético.

2-Producción de energía
La intención es basarse en la energía eólica, la biomasa, la geotermia y los residuos para que el volumen de energía generada mediante renovables sea superior a la consumida. Se planea instalar más de 100 generadores eólicos con una capacidad total de 460 MW, convertir dos centrales de energía en centrales de biomasa, y emplear los residuos orgánicos como fuente de energía mediante la generación de biogas. Para ello crearán una revolucionaria planta que valorice los residuos que produce la propia ciudad, separándolos y preparándolos para el reciclaje o la biogasificación.

3-Movilidad sostenible
La meta es que en 2025 el 75% de los desplazamientos se hagan a pie, en bicicleta o en transporte público. Según los datos que manejan en 2010 la huella de carbono del transporte público suponía un 22% del total de las emisiones. Para reducirla proponen fomentar el uso de bicicletas eléctricas y mejorar las conexiones, fomentar el uso de los vehículos eléctricos, y crear un plan de movilidad urbana. La intención es pasar del 31% de desplazamientos en coche a un 25% en 2025, y que el 50% de viajes hasta el lugar de estudio o trabajo sean en bicicleta.

4-Administración de la ciudad
Se pretende reducir en un 40% el consumo de energía de los edificios municipales, que la flota pública esté compuesta exclusivamente por vehículos eléctricos y de biogas, y apostar por la iluminación pública inteligente.

Otros ejemplos

En Copenhague se encuentra la PTAR de Lynetten, la depuradora más grande de Dinamarca y que trata el 20% de las aguas residuales del país, incluyendo las de la capital y otros municipios cercanos. Como está basada en emplear soluciones basadas en la naturaleza tan solo un 20-30% del agua requiere tratamiento químico y al resto se le aplican procesos biológicos. La depuradora también produce biogás suficiente para su autoconsumo, abasteciendo a la red de la ciudad con la energía sobrante. Por su parte, los residuos sólidos y lodos del agua después de ser tratados se vehiculan a una incineradora, sita en la misma PTAR y que se alimenta precisamente de biogás.

La capital también es la sede de State of Green, una asociación público-privada sin ánimo de lucro enfocada en la transición ecológica que engloba a más de 600 empresas, instituciones gubernamentales, académicas, expertos e investigadores. Dentro de sus iniciativas se incluyen la simbiosis industrial de Kalundborg, la más reconocida del mundo, un parque empresarial en el que los subproductos o productos residuales de las industrias se utilizan como recursos por parte de otras. Esta colaboración simbiótica de las empresas instaladas permite la creación de un auténtico ecosistema industrial circular que genera importantes beneficios económicos y ambientales.

Otras iniciativas remarcables son Gamle Mursten, una compañía dedicada a tratar residuos de la construcción para su reutilización y que logra ahorrar más del 95% de la energía que se usa para fabricar ladrillos nuevos;  Re-Match, una empresa que ha patentado una tecnología que posibilita que casi el 100% de los componentes del césped artificial pueden reutilizarse o reciclarse; o la alianza entre el grupo Carlsberg la empresa danesa ecoXpac, Innovation Fund Denmark y la Universidad Técnica de Dinamarca para desarrollar la primera botella de cerveza completamente biodegradable del mundo fabricada con fibra de madera.

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