Según datos del Banco Mundial, la mitad del PIB global, unos 40 trillones de euros, depende en alguna medida de la naturaleza (World Economic Forum y PwC, 2020). De hecho, según la FAO, el valor estimado de los activos naturales es de 125 billones de dólares (FAO, 2023), pero tendemos a no tomarlos en consideración en las políticas económicas, lo que lleva a que se realicen inversiones insuficientes para su protección y a que no se les otorgue su justo valor para la realidad económica.

En Europa más del 80% de los hábitats del continente se encuentran en mal estado de conservación (EEA, 2020) y la degradación del suelo afecta a entre el 61 y el 73% de las tierras agrícolas. Para paliar estos y otros problemas ambientales, desde la Comisión Europea se han impulsado estrategias y acciones legislativas como la Estrategia sobre Biodiversidad para 2030 (Comisión
Europea, 2020a), la nueva Estrategia Forestal de la UE (Comisión Europea, 2018), o la Ley de Restauración de la Naturaleza (Comisión Europea, 2022b), que busca recuperar el 80% de los hábitats europeos en mal estado y devolver la naturaleza a su estado original en todos los ecosistemas.

En el caso del País Vasco, el capital natural contribuye a la competitividad de nuestra economía y al bienestar de nuestra ciudadanía. La actividad empresarial relacionada con los recursos naturales de todo tipo es muy amplia, pero ha de crecer si queremos garantizar un desarrollo sostenible. Esto incluye desde iniciativas relacionadas con la valorización de residuos, la calidad del aire, la economía azul o las soluciones basadas en la naturaleza hasta las energías limpias. Lo cierto es que el patrimonio natural es una de las bazas económicas de nuestro territorio. La sostenibilidad medioambiental es un dinamizador de la competitividad, ya que facilita una mayor eficiencia y productividad en el uso de materiales y energía, a la vez que minimiza su impacto ambiental.

En este sentido, dentro de nuestro marco legislativo contamos con normas como la Estrategia de Biodiversidad de la Comunidad Autónoma del País Vasco 2030 (Gobierno Vasco, 2016), que fija las prioridades y compromisos en materia de patrimonio natural, el Plan de Economía Circular y Bioeconomía (Gobierno Vasco, 2021b), que busca impulsar la eficiencia en el consumo de materias primas, reducir los residuos y optimizar la producción limpia, o la Estrategia de Protección del Suelo del País Vasco 2030 (Gobierno Vasco, 2022a), cuyo objetivo es que para 2050, todos los suelos del País Vasco sean gestionados de forma sostenible.

Este esfuerzo posibilita que se esté desarrollando tejido empresarial especializado en bienes y servicios innovadores y sostenibles. El cambio climático está provocando alteraciones tanto en la
meteorología como en las condiciones físicas del territorio, lo que repercutirá en nuestra economía. La escasez de recursos conduce a la reducción de su consumo y al máximo aprovechamiento
de los residuos para convertirlos en materiales y energía, impulsando cadenas de suministro locales. La gestión del suelo va a cobrar cada vez mayor importancia, por la necesidad de garantizar
su buen estado para aprovecharlo de la manera adecuada. A su vez, los servicios relacionados con la calidad del aire y la economía azul van a aumentar su relevancia, así como todo lo relacionado
con la gestión de la biodiversidad y la sostenibilidad de los entornos urbanos.

La transición verde ofrece a las empresas vascas oportunidades de crecimiento, más acusadas en el caso de las empresas ambientales. Ello es debido a que la integración sistémica de la variable ambiental en la economía, tal y como lo promueve el PVE, impulsa la creación de nuevos modelos de negocio, generando empresas y productos sostenibles en un mercado donde la sostenibilidad se convierte en clave para la competitividad. Por ello, Aclima apoya diversos grupos de trabajo que impulsan la innovación y el esfuerzo de nuestros socios en áreas tan significativas como la calidad ambiental, las soluciones basadas en la naturaleza, la recuperación de suelos contaminados y la valorización o la implantación de tecnologías 4.0 en la gestión avanzada y eficaz del medio ambiente.

VER EL INFORME  DE COMPETITIVIDAD DEL PAÍS VASCO 2023