Bruselas sigue avanzando en sus estrategia de economía circular. A principios de 2019, la UE exportaba todavía alrededor de 150.000 toneladas de residuos plásticos por mes a países en vías de desarrollo, una práctica que significaba externalizar los costes negativos de la falta de reciclaje y reutilización en Europa. Aunque las restricciones a la importación de países como China habían reducido ese volumen de basura enviada al extranjera, la Comisión Europea (CE) ha dado este martes un paso definitivo para acabar con esta estategia poco compatible con el Pacto Verde Europeo.
En concreto, ha adoptado una nueva normativa para la exportación, importación y transporte intracomunitario de residuos plásticos que prohíbe su traslado desde la Unión Europea (UE) a países que no pertenezcan a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Aunque hay una excepción que se contempla, que es en el caso de la exportación de desechos plásticos limpios que se envían para ser reciclados, las medidas generales de importación y exportación de estos residuos a países en vías de desarrollo serán sometidos a controles más exhaustivos. Esta vigilancia se extenderá también a las exportaciones a socios de la OCDE, ya que se instaura un procedimiento de “notificación previa y consentimiento”, en el cual se necesita el visto bueno de las dos administraciones, la del país importador y la del país exportador.
Este procedimiento de autorización también se aplicará a los envíos dentro de la UE de residuos peligrosos y no peligrosos que sean difíciles de reciclar, mientras que los envíos dentro de la Unión de residuos no peligrosos para la recuperación estarán exentos de estos nuevos controles.
Condiciones “muy estrictas”
El comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevičius, señaló que estas nuevas normas, que entrarán en vigor el próximo 1 de enero de 2021, indican que en la UE “nos estamos responsabilizando de los residuos que generamos” e incidió en que las condiciones de exportación de residuos serán “muy estrictas”. “Este es un hito importante en la lucha contra la contaminación plástica, la transición hacia una economía circular y el logro de los objetivos del Pacto Verde Europeo”, subrayó el comisario.
El comercio “incontrolado” de residuos aumentó en la última década y muchos de estos desechos terminaron en vertederos, quemados al aire libre o tirados en el océano, por lo que la UE busca con esta normativa poner fin a la exportación de residuos plásticos a terceros países que a menudo no tienen la capacidad y los estándares para gestionarlos de forma sostenible.
La mala gestión de los residuos plásticos, como los vertidos que aparecen en los ríos y océanos de todo el mundo, tiene efectos negativos sobre el medio ambiente y el clima. El plástico contribuye al cambio climático a través de las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción y la gestión de residuos, y a los efectos nocivos de los productos químicos y el uso del agua. Además, hay poco conocimiento o transparencia sobre cómo se gestionan los residuos plásticos importados de la UE en otros países.
En cualquier caso, según apuntaba un informe reciente de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), es “probable” que este tipo de restricciones, unidas a la reciente prohibición a las importaciones de desechos plásticos en China y combinadas con la adición de algunos tipos de plástico al Convenio de Basilea, disminuyan aún más las exportaciones de la UE. Para la AEMA, esto plantea el riesgo de una mayor incineración y vertido de residuos plásticos en Europa, por lo que Bruselas debe encontrar formas circulares y respetuosas con el clima de gestionar sus residuos plásticos, sobre todo aumentando la reutilización y el reciclaje.
Fuente: El Ágora