A medida que aumenta la resistencia contra la ambiciosa agenda climática de la Unión Europea, la reciente comunicación de la Comisión Europea sobre el objetivo climático de la UE para 2040 trae esperanza. Se compromete a casi eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero para 2040, acercando a la UE a su objetivo de lograr la neutralidad climática para 2050.
Dado que el sector de la construcción representa el 36 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE y el 42 % de la energía consumida , es crucial que la Comisión dé prioridad a este sector en su plan de acción climática para 2040 y acelere los esfuerzos para 2030.
Un elemento central de este enfoque es el continuo enfoque en la implementación de la Directiva revisada sobre eficiencia energética de los edificios . Esta directiva exige que todos los edificios nuevos en la UE deben tener cero emisiones para 2030, y que todos los edificios públicos nuevos alcanzarán este estado para 2027. La directiva también establece estándares mínimos de eficiencia a nivel de la UE, que impulsarán un aumento en la tasa de renovación de edificios de bajo rendimiento.
Estas medidas son esenciales para lograr un progreso significativo hacia la descarbonización en el sector de la construcción y promover los objetivos climáticos más amplios de la UE. También nos ayudan a responder a las altas temperaturas prolongadas que son cada vez más comunes, y que el calor extremo se está convirtiendo en la norma en todo el mundo.
Los veranos abrasadores y los inviernos fríos han planteado desafíos, particularmente en lugares como las escuelas, donde la sombra y la ventilación inadecuadas provocan que las aulas sean incómodamente calurosas. El miedo a unas facturas de energía exorbitantes lleva a algunos a renunciar por completo a la calefacción. En lugar de soluciones sostenibles, soluciones temporales como que los proveedores de electricidad ofrecen mantas eléctricas son respuestas comunes, que no abordan los problemas de raíz.
Las condiciones de vida incómodas y los altos costos de energía son testimonio del mal diseño de los edificios y de las malas elecciones de materiales que hemos tomado. Destacan cómo las estructuras ineficientes que nos albergan impactan nuestra salud y bienestar general, al tiempo que contribuyen significativamente al cambio climático. Entonces, necesitamos reimaginar nuestro entorno construido de una manera holística. No se trata sólo de cómo se ve. Deberíamos diseñarlos para que duren, generen comodidad y estén preparados para el futuro.
Afortunadamente, las ciudades con visión de futuro están liderando el camino en la adopción de enfoques innovadores en la construcción y el paisaje urbano.
Ámsterdam, por ejemplo, se enfrenta actualmente a una importante tarea de renovación y aislamiento. La ciudad está explorando formas de estimular la adopción generalizada de materiales aislantes circulares y de base biológica en la modernización de viviendas tanto privadas como sociales.
El objetivo es dotar a las partes interesadas relevantes, incluidas las asociaciones de propietarios y las corporaciones de vivienda, con datos prácticos para tomar decisiones informadas sobre materiales de aislamiento que minimicen las demandas de calefacción y refrigeración, contribuyan activamente a nuestro bienestar y tengan menores beneficios de huella de carbono. Estos materiales incluyen celulosa, pasto, cáñamo, fibra de madera, algodón, caña, paja y lino, que ofrecen beneficios para la salud, propiedades no tóxicas y una regulación eficiente de la temperatura.
En Estocolmo, en la zona de Kollkajen , donde llegaban los barcos y se descargaba el carbón, la ciudad ha llevado a cabo una enorme transformación para descontaminar el suelo y las aguas subterráneas. Los proveedores de materiales tienen la obligación de revelar la toxicidad de sus productos, garantizando la seguridad medioambiental. Y la ciudad colabora con profesionales de la industria para desarrollar soluciones innovadoras.
Hoy en día, alrededor de 7.000 personas viven en esta zona llena de infraestructura verde y azul, que desempeña un papel clave en la recreación, la diversidad biológica y la gestión de aguas pluviales y respalda la salud y el bienestar de sus residentes.
Nantes, por su parte, pretende ofrecer servicios integrales de renovación, guiar a los propietarios en la toma de decisiones informadas y ofrecer soluciones de vivienda temporal. Los esfuerzos en curso incluyen el desarrollo de prescripciones de alta calidad para la construcción de base biológica, la mejora de las habilidades profesionales y el establecimiento de guías de referencia para licitaciones.
Hay un enfoque en promover operaciones ejemplares con materiales bajos en carbono y promover acciones colaborativas que involucren a diversas partes interesadas como síndicos, arquitectos, gerentes de proyectos, empresas de ingeniería y ciudadanos para explorar, desarrollar e implementar soluciones. A modo de ejemplo, el inspirador “ Gran debate: Fabrique de nos villes ” contó el año pasado con más de 30.000 participantes y 620 contribuciones para proponer una hoja de ruta para una Nantes más sostenible, inclusiva y resiliente.
El cambio hacia edificios sostenibles no es sólo un imperativo medioambiental. Es una inversión en el bienestar y la resiliencia de nuestras comunidades. El momento de actuar es ahora, y el compromiso de la Comisión Europea con el objetivo climático para 2040, junto con la revisión de la EPBD, sienta un precedente prometedor para un cambio sostenible.
Lograr estos ambiciosos objetivos requiere esfuerzos concertados en todos los niveles de gobernanza. Con ciudades como Ámsterdam, Estocolmo, Nantes y muchas otras iniciativas pioneras para transformar sus entornos construidos, somos testigos del poder del liderazgo y la visión a la hora de remodelar nuestros paisajes urbanos.
Al brindar apoyo y recursos adicionales a las ciudades, podemos empoderarlas para implementar soluciones sostenibles de manera efectiva. Esta colaboración entre el liderazgo de la UE y las iniciativas a nivel de las ciudades es esencial para impulsar un progreso significativo hacia un futuro sostenible. Juntos, aprovechemos esta oportunidad para desbloquear un presente y un futuro sostenibles.
Fuente: Euractiv