Estrés hídrico, un problema creciente que Europa debe afrontar

Posted by aclimaadmin | 22/03/2024 | Blog Aclima

La ONU ha definido a la sequía como la próxima pandemia, y razones no le faltan ya que una cuarta parte de la población mundial se enfrenta a un estrés hídrico extremo y se prevé que la demanda de agua aumente entre un 20% y un 25% de aquí a 2050. En Europa la zona mediterránea es la más expuesta, pero cada vez un mayor número de regiones del continente están viendo aparecer este fenómeno y se calcula que el estrés hídrico afecta al 20% del territorio comunitario. Las previsiones nos dicen que para 2050 el 17% de la población europea corre un alto riesgo de escasez hídrica, siendo España uno de los países más afectados, además cerca del 75% del territorio nacional está en peligro de sufrir desertificación.

El estrés hídrico se produce cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible durante un periodo determinado o cuando su uso se ve restringido por su baja calidad. En la actualidad, casi una cuarta parte de Europa lo sufre en algún momento, debido a la mala gestión del agua, y en España se calcula que gira en torno al 42%.
Las principales causas de este fenómeno son el aumento del consumo de agua, explicado por el crecimiento de las poblaciones urbanas y las mejoras en el nivel de vida a nivel global, y la reducción de su disponibilidad, originada sobre todo por la contaminación y la sequía. Y es que la demanda de agua se ha duplicado en el planeta desde 1960, y se prevé que para 2050 aumente hasta en un 25%. Además, los efectos del cambio climático van a tensionar aún más este problema, ya que las sequías están aumentando en frecuencia, magnitud e impacto. Esto puede dejarse notar más intensamente en el sur de Europa donde se calcula que en un escenario de aumento de temperatura de 3ºC la descarga de los ríos durante el verano podría disminuir hasta en un 40%.

Se trata de un fenómeno global, no en vano 25 países en los que vive una cuarta parte de la población mundial están expuestos actualmente a un estrés hídrico extremadamente elevado cada año. En una región tan cercana como el norte de África el 83% de la población lo sufre y se espera que esta cifra aumente hasta el 100% en 2050. Además, el 60% de la agricultura de regadío del mundo padece estrés hídrico, con cultivos tan básicos como la caña de azúcar, el trigo, el arroz y el maíz amenazados de manera clara.

Cada vez más estrés hídrico en Europa

Si bien la Directiva Marco comunitaria del Agua establece que para 2027 las masas de agua dulce del continente deben presentar un buen estado, la realidad es que el 60 % de los ríos, humedales y acuíferos de Europa están degradados. Esto hace que el estrés hídrico sea palpable en muchas regiones europeas y según un informe de AEMA alrededor del 20% del territorio europeo y el 30% de los ciudadanos se ven afectados por estrés hídrico durante un año promedio. Unos 30 millones de habitantes viven en condiciones de estrés hídrico, elevándose esta cifra hasta los 70 millones en verano. La zona mediterránea está particularmente afectada, ya que aproximadamente el 20% de su población vive bajo condiciones permanentes de estrés hídrico y más de la mitad (53%) se ve afectada por la escasez de agua durante el periodo estival.

Los expertos alertan que para 2050 el 17% de la población europea corre un alto riesgo de escasez hídrica, y ciudades como Sevilla, Granada, Córdoba y Murcia serán las más afectadas en todo el continente.

España, riesgo hídrico grave

España tiene una capacidad de embalse de 56.000 hectómetros cúbicos y es uno de los países con mayor estrés hídrico de la UE. Además, se trata de una región con una gran sobreexplotación de sus aguas, con más de 80 acuíferos que actualmente se encuentran sobreexplotados. La triste realidad es que el 44% de las masas de agua subterránea en España se encuentra en mal estado, pero esto se debe a su uso intensivo, provocado sobre todo por el crecimiento de los cultivos de regadío. Este es uno de los factores, junto al incremento de la población y el impacto de la crisis climática, que determinan que el estrés hídrico en España sea del 42% frente al 12% que presenta Portugal, país fronterizo con una situación similar respecto a las sequías.

Si nos atenemos al consumo de agua el mayor porcentaje se destina al sector agrario (80%), ya que cada vez hay más cultivos de regadío intensivo e industrializados. Detrás se sitúa el consumo doméstico (15,5%). La superficie regada en España es de 3.804.786 hectáreas, según la Encuesta 2021 de Superficies y Rendimientos de Cultivos (ESYRCE), correspondiendo a más del 60% de la extracción de agua, seguida de la producción de electricidad (25%) y las redes de suministros (13%).

Otro fenómeno que impacta de manera negativa es el robo del agua, ya que se riegan más de 88.000 hectáreas con agua extraída ilegalmente y se estima que existen hasta casi un millón de pozos ilegales, lo que unido a las roturas, fugas y evaporación en acequias y canales en los sistemas de conducción de las infraestructuras de riego provoca una pérdida de caudal anual muy significativo. Además, se calcula que debido al cambio climático en la región mediterránea las precipitaciones se han reducido ya un 12% en invierno y un 24% en verano, porcentajes que irán escalando en el futuro.

El estado de las infraestructuras de abastecimiento tampoco es el mejor posible, con muchos equipos que no se han renovado en muchos años, y, por otro lado, las tarifas de consumo se encuentran entre las más bajas de la UE, lo cual impide destinar recursos a implementar soluciones. En cambio, sí que se ha hecho un esfuerzo en la regeneración de agua y España presenta un porcentaje de recuperación del 10,72% de las aguas que llegan a las depuradoras, uno de los más altos de Europa. Pero esto no enmascara los problemas estructurales del país, acuciados por los efectos de la crisis climática, no en vano tres cuartas partes de España están en riesgo de desertificación, y los expertos alertan de que en 2050 aproximadamente el 75% de la población y el PIB de España podrían enfrentarse a un riesgo alto por la falta de agua si no se toman medidas.

Los retos del futuro del agua

Las previsiones climáticas indican que las olas de calor y los períodos de sequía serán más frecuentes e intensos en todo el planeta, debido al cambio climático, lo que dificultará garantizar el acceso al agua potable a la población. Si bien en la actualidad las sequías en Europa causan hasta 9 billones de euros de daños económicos al año, este coste puede dispararse hasta los 25 billones de euros anuales con un aumento de temperatura de 1,5ºC.

La demanda de agua a nivel global puede incrementarse hasta en un 25% en 2050, con una cuarta parte de la población mundial sometida a estrés hídrico. De igual manera, el 31% del PIB de todo el planeta, casi 65 billones de euros, estará expuesto a un estrés hídrico extremo en 2050, ya que países tan extensos y poblados como India, México, Egipto y Turquía serán algunos de los más afectados.

Ante esto, se hace indispensable tomar medidas, invirtiendo en infraestructuras para el ciclo integral del agua y optimizando la eficiencia de las existentes, apostar por alternativas como la reutilización o la desalación y, por encima de todo, implementar un modelo de gestión del agua que equilibre de manera racional la demanda y el suministro. Para ello, las innovaciones tecnológicas son un aliado imprescindible que permitirán racionalizar la extracción, suministro y consumo de agua, minimizando pérdidas y fugas, hacer más eficiente la agricultura, y tratar y reutilizar mejor las aguas residuales. También las soluciones basadas en la naturaleza pueden permitir mejorar la salud de los ríos, humedales y acuíferos y hacerlos más resilientes a los efectos del cambio climático. Los estudios del World Resources Institute apuntan a que los problemas mundiales del agua podrían resolverse dedicando tan solo el 1% del PIB mundial a inversiones relacionadas.

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