Los datos nos dicen que el número de desastres relacionados con el clima se ha triplicado en los últimos 30 años y que, aproximadamente, el 75% de los fenómenos meteorológicos extremos están relacionados con el cambio climático. Y es que la crisis climática no provoca tan solo el aumento de las temperaturas ambientales, también desencadena otras manifestaciones, como la subida del nivel del mar, inundaciones, incendios forestales cada vez más frecuentes, desertización del suelo, olas de calor y otros desastres naturales que provocan gravísimas pérdidas materiales y, lo que es más importante, impactan en la salud y seguridad de las personas. Para concienciar sobre la necesidad de tratar de paliar sus efectos la ONU ha declarado el 13 de octubre como Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres.
El lema de la edición de este año es “Combatiendo la desigualdad para un futuro resiliente”, que alude al Marco de Sendai, el acuerdo internacional para prevenir desastres naturales, reducir las pérdidas de vidas y económicas y los daños en infraestructuras que provocan. Este compromiso se adoptó en 2015 abarcando un período hasta 2030, por lo que estamos en la mitad de su desarrollo y Naciones Unidas ha realizado un análisis de su aplicación. El objetivo principal que propugna el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres es proteger la vida de las personas, y uno de sus ejes es empoderar a los gobiernos municipales y regionales para que sean capaces de prepararse y dar una respuesta rápida a las catástrofes naturales. Y es que una de las consecuencias del cambio climático es el desplazamiento forzoso de millones de individuos, sobre todo los que viven en los países más pobres, que tienen cuatro veces más probabilidades de verse obligados a abandonar sus hogares debido a fenómenos meteorológicos extremos que las personas que viven en países ricos.
Cada vez más y mayores desastres naturales
Según la Oficina para la Reducción del Riesgo de Desastres, en 2030 el planeta afrontará 1.5 desastres de magnitud significativa al día. Este alarmante dato proyecta una realidad que ya estamos viviendo, puesto que desde el año 2000 el número y la duración de las sequías se han incrementado en un 29% y los desastres relacionados con las inundaciones han aumentado en un 134%. Se trata de fenómenos agravados por la crisis climática y la Plataforma de Adaptación al Clima alerta de que alrededor del 75% de los fenómenos meteorológicos extremos están relacionados con el cambio climático.
Los datos recogidos por el Atlas de Mortalidad y Pérdidas Económicas por Fenómenos Meteorológicos, Climáticos e Hídricos Extremos exponen que entre 1970 y 2019, estos peligros naturales supusieron el 50% de todos los desastres, el 45% de todas las muertes y el 74% de todas las pérdidas económicas reportadas. Las sequías son las que más fallecimientos han provocado, con 650.000 muertes, seguidas de las tormentas, que provocaron 577.232 muertes, las inundaciones, 58.700 muertes, y los fenómenos de temperaturas extremas, en los que fallecieron 55.736 personas.
En lo que respecta a las pérdidas económicas, desde la década de 1970 hasta la de 2010 se han multiplicado por siete, incrementándose desde una media de 49 millones de dólares a 383 millones de dólares diarios en todo el mundo. Las tormentas son los fenómenos responsables de la mayoría de las pérdidas económicas.
Además, hemos de considerar que las catástrofes naturales se ceban con los más vulnerables. La desigualdad provoca que los habitantes de los países menos desarrollados y aquellos que sufren pobreza extrema estén más expuestos a los desastres climatológicos. La ONU cuantifica que entre 1970 y 2019 el 91% de todas las muertes por amenazas meteorológicas, climáticas e hidrológicas se produjeron en países en desarrollo. Para 2030 los cálculos no son optimistas, los expertos estiman que al menos 37,6 millones de personas vivirán en la pobreza extrema debido a los efectos del cambio climático y los desastres naturales y, en el peor de los escenarios, las consecuencias de estos fenómenos podrían sumir en la pobreza a otros 100,7 millones de personas de aquí a 2030.
Por continentes, en el periodo que abarca desde 1970 a 2019 África registró 1.695 desastres relacionados con el clima que causaron 731.747 fallecimientos y 5.000 millones de dólares en pérdidas económicas, lo que supone el 15% de los desastres naturales, el 35% de las muertes asociadas y el 1% de las pérdidas económicas registradas a nivel mundial.
En Asia se produjeron 3.454 desastres, con 975.622 vidas perdidas y dos billones de dólares en daños económicos. Esto representa el 31% de las catástrofes naturales, casi la mitad de las muertes y un tercio de las pérdidas económicas asociadas. El Pacífico Sudoccidental registró 1.407 desastres, 65.391 muertes y 163.700 millones de dólares en pérdidas económicas.
En América del Sur se contabilizaron 34.854 fallecimientos y pérdidas económicas por un total de 39.200 millones de dólares. América del Norte, América Central y el Caribe registraron 74.839 muertes y pérdidas económicas por valor de 1,7 billones de dólares, el 18% de los desastres naturales, el 4% de las muertes asociadas y el 45% de las pérdidas económicas de todo el planeta.
Por su parte, Europa sufrió la pérdida de 159.438 vidas y 476.500 millones de dólares en daños económicos. Las olas de calor extremas de 2003 y 2010 fueron responsables del 80% de todas las muertes, con 127.946 vidas perdidas en los dos eventos.
El cambio climático, origen de fenómenos extremos
La ONU alerta que vivimos una triple crisis planetaria: el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. De esos tres fenómenos la crisis climática es responsable de exacerbar los fenómenos meteorológicos extremos, ya que, por ejemplo, el aumento del vapor de agua en la atmósfera ha agravado las precipitaciones extremas y las inundaciones, y el calentamiento de los océanos provoca tormentas tropicales más intensas. Además, el origen de la mayor frecuencia e intensidad de las olas de calor está claramente relacionado con el aumento de temperatura global. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) cuenta con estudios que demuestran que entre 2015 y 2017, 62 de los 77 eventos reportados revelaron una importante influencia humana.
El IPCC, Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, lleva años avisando del riesgo de que para 2040 puede alcanzarse un incremento en la temperatura global de 1,5ºC si no se pone freno a las emisiones de gases de efecto invernadero. Así lo expone en su Sexto Informe de Evaluación en el que deja claro que el cambio climático es de origen antropogénico y que se está agravando. Además, alertan de que los fenómenos extremos irán en aumento, a la vez que otros problemas, como la escasez de agua, la subida del nivel del mar, el deshielo de los polos o la disminución de la biodiversidad. Asimismo, han publicado un atlas interactivo que muestra cómo podrían transformarse los distintos países a medida que aumenten las temperaturas globales.
Europa está a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático, y el 29 de noviembre de 2019 el Parlamento Europeo declaró una emergencia climática y ambiental en Europa y a nivel mundial. En relación con los desastres naturales ha aprobado la instauración de un Día Europeo para las Víctimas del Cambio Climático que, a partir del año que viene, se celebrará cada 15 de julio.
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