Dia Internacional del Aire Limpio: soluciones compartidas para un problema global

Posted by aclimaadmin | 09/09/2022 | Aclima Blog

La OMS advierte de que la contaminación del aire constituye el mayor riesgo ambiental para la salud, tanto de las personas como ambiental. Y es que la calidad del aire que respiramos es una variable indispensable para garantizar un futuro sostenible y saludable. Casi una cuarta parte de las muertes en el mundo están relacionadas con la contaminación ambiental, que además también contribuye a incrementar los riesgos del cambio climático. La contaminación del aire no conoce de fronteras y sus efectos son globales, por eso, el lema escogido este 2022 para la celebración del Día Internacional del Aire Limpio es «El aire que compartimos», con lo que se quiere poner de manifiesto la importancia de implementar acciones a nivel mundial para poder afrontar eficazmente este problema de primer orden.

Desde 2020 cada 7 de septiembre se celebra el Día Internacional del Aire Limpio, instituido por el PNUMA tras su aprobación en la Asamblea General de las Naciones Unidas de 2019. Su objetivo es movilizar la cooperación internacional para combatir la contaminación atmosférica, además de poner en la palestra el acuciante problema de la contaminación del aire y sus graves consecuencias para la salud y el medio ambiente. En 2022 se quiere poner el acento en el carácter global de contaminación atmosférica, lo que obliga a tomar medidas colectivas para lo que es necesario impulsar la cooperación internacional y regional con el objetivo de implantar políticas y medidas de mitigación para hacer frente a la contaminación atmosférica.

Aunque se han alcanzado metas importantes, como la eliminación mundial del uso de gasolina con plomo, con lo que se estima que pueden evitarse más de 1,2 millones de muertes prematuras además de conseguir un ahorro de 2,45 billones de dólares al año, los datos que maneja la OMS, así como las estimaciones para el futuro de los expertos, nos indican que hay que seguir haciendo frente a esta problemática de manera decidida.

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Un problema global

La contaminación del aire es un riesgo planetario debido a su naturaleza transfronteriza. La atmósfera de la Tierra constituye un sistema cerrado por el que el aire circula libremente, esto provoca que la contaminación que se genera en una región se propague a otros lugares fácilmente. Además, se trata de uno de los mayores riesgos ambientales para la salud humana y una de las principales causas evitables de muerte y enfermedad a nivel mundial.

No en vano, según datos de la OMS el 92% de la población mundial vive en lugares donde los niveles de contaminación del aire exceden los límites seguros. Además, se calcula que el 23% de las muertes en el planeta están relacionadas con la contaminación ambiental, que también causa 7 millones de muertes prematuras cada año. Solo en 2019 cerca de cuatro millones de personas fallecieron debido a la exposición a partículas finas de contaminación del aire exterior en todo el mundo. Otra circunstancia que agrava la calidad del aire en el mundo es la paulatina reducción de la masa forestal, que ha pasado de suponer el 31,9% de la superficie terrestre en el año 2000 a representar el 31,2% en 2020.

Si bien la Organización Mundial de la Salud ha endurecido sus recomendaciones sobre la calidad del aire para combatir la polución global, reduciendo los niveles considerados como más seguros de los contaminantes en el aire más nocivos, esta iniciativa es estéril si las naciones no lo implementan en sus legislaciones. En este sentido, el PNUMA recientemente llevó a cabo la primera evaluación de las leyes y regulaciones sobre calidad del aire en el mundo, y sus conclusiones fueron desalentadoras. Casi un tercio de los países del mundo carece de estándares obligatorios sobre calidad del aire, y en las naciones donde sí existe regulación sobre este tema a menudo no se armoniza con las directrices de la OMS. Además, en nada menos que el 34% de los países, la calidad del aire en exteriores aún no está protegida legalmente.

Doble riesgo

La contaminación atmosférica incide negativamente tanto en la salud humana como en el clima. Al respirar, las partículas de contaminación penetran en nuestros pulmones, por los que acceden al torrente sanguíneo y otras partes del cuerpo. Estos contaminantes son responsables de aproximadamente un tercio de las muertes por accidente cerebrovascular, enfermedades respiratorias crónicas y cáncer de pulmón, así como de una cuarta parte de las muertes por infarto. Además, también pueden producir enfermedades respiratorias crónicas, como EPOC y asma. Hay que considerar que estos efectos tienen mayor incidencia en la población vulnerable, particularmente niños, ancianos y mujeres de los países en vías de desarrollo.

Por otra parte, la contaminación del aire influye negativamente en el calentamiento global a corto plazo. Los contaminantes pueden persistir en la atmósfera durante unos días o hasta varios decenios, por lo que reducirlos puede tener beneficios casi inmediatos para  la mitigación de las consecuencias del cambio climático.

La contaminación atmosférica es un problema global que hay que afrontar de manera decidida para tratar de atajarlo. No en vano, los expertos alertan de que para 2050 las muertes prematuras causadas por la contaminación del aire pueden aumentar en más del 50%, y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha advertido de que el empeoramiento de la calidad del aire afectará a cientos de millones de personas en todo el planeta, debido al aumento de la intensidad y duración de las olas de calor y el incremento de los incendios forestales.

Europa y Euskadi

La Comisión Europea ha impulsado el Plan de acción de la UE: “Hacia una contaminación cero del aire, el agua y el suelo”,  que junto con la Estrategia de sostenibilidad para las sustancias químicas busca conseguir un nivel de contaminación cero con una calidad del aire excelente. Entre sus objetivos está reducir las muertes causadas por la contaminación del aire en un 55% para el 2030, ya que un informe de la AEMA sobre salud y medio ambiente alerta de que en Europa más de 400.000 muertes prematuras y 48.000 casos de enfermedad cardíaca isquémica son provocadas por la contaminación ambiental.

Los datos dicen que en Euskadi la calidad del aire sigue mejorando, según se desprende del Informe Anual de la Calidad del Aire correspondiente a 2020. Además, contamos con una red de control de calidad de aire que es una de las más avanzadas del Estado, con 54 estaciones distribuidas por todo el territorio con analizadores automáticos para medir partículas contaminantes en suspensión en el aire. Si bien, en la senda de la mejora en la calidad de aire, se debe afrontar la adaptación a los estándares promovidos por la OMS.

Por nuestra parte, desde Aclima hemos impulsado la creación de un grupo de trabajo de calidad ambiental para promover la colaboración y el desarrollo de proyectos innovadores que aborden las necesidades actuales en la cadena de valor de la calidad ambiental en Euskadi.

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