Simbiosis industrial: la gran oportunidad para implantar plenamente la Economía Circular

Posted by aclimaadmin | 21/07/2023 | Aclima Blog

El tejido industrial es el corazón de la economía, por eso la evolución desde un modelo lineal a otro circular debe tener un impacto directo en la industria. La simbiosis industrial es uno de los instrumentos más eficaces para alcanzar este objetivo, ya que la colaboración de las diferentes empresas desde los procesos de producción implanta el pensamiento circular en todas las cadenas de valor, logrando difundir la Economía Circular en todos los ámbitos de la sociedad. Por eso, puede constituirse en una de las palancas de cambio más importantes para llevar a la práctica el Plan de acción para la Economía Circular establecido por la Comisión Europea.

La simbiosis industrial puede impulsar el crecimiento sostenible a través de la optimización de los recursos, convirtiéndose en un catalizador de la transición hacia la Economía Circular. En definitiva, se trata de replicar los modelos simbióticos que se dan en la naturaleza, pero aplicándolos a los procesos de producción. Así, se consigue formar una relación entre diferentes agentes económicos con el objetivo de lograr un beneficio mutuo.

¿Qué es la simbiosis industrial?

Se trata de una estrategia que incentiva la colaboración entre empresas para alcanzar nuevas oportunidades de negocio mediante técnicas innovadoras y, a veces, disruptivas, estableciendo relaciones desde el intercambio de materiales o servicios en sus sistemas de producción. De esta forma, se da valor a recursos sobrantes como energía, agua, residuos, materiales, logística etc. buscando soluciones innovadoras para su aprovechamiento. Así, los residuos de una empresa pueden convertirse en la materia prima de otra y viceversa.

En definitiva, se trata de trasladar la simbiosis ecológica, en la que dos o más organismos establecen una relación de interdependencia para beneficio mutuo, al ámbito industrial. Por lo tanto, se busca el intercambio sinérgico de recursos subutilizados entre empresas para ampliar la vida útil de estos. Las empresas participantes aprovechan los flujos de salida de estos recursos para emplearlos como inputs, con lo que se optimiza la circularidad del sistema y se generan grandes ventajas competitivas y ahorro de materiales y dinero. Además, las empresas pueden establecer acuerdos de colaboración para el uso compartido de servicios e infraestructura, prestar servicios de manera conjunta, o coordinar planificación y la gestión de proyectos.

Los proyectos de simbiosis industrial se dan en grupos de empresas geográficamente próximas, que puede ser del mismo sector o de nichos completamente distintos y que acuerdan aprovechar recursos no útiles para alguna de las empresas, como residuos, aquellos generados de manera indirecta, como el calor emitido en un proceso industrial que puede utilizarse para la calefacción, recursos que pueden ser compartidos, como los almacenes o el transporte, u otros que no se están empleando, como el agua de lluvia aprovechada para el riego.

Beneficios de la simbiosis industrial

Esta integración de los recursos de las empresas acarrea beneficios tanto económicos como ambientales y sociales. Por un lado, se reducen los costes al aprovechar como inputs los residuos y otros recursos, obteniendo rentabilidad del reciclaje y la reutilización. También provoca nueva actividad, incrementando los ingresos y la ocupación, y facilita la gestión conjunta de los espacios conjuntos, como los polígonos industriales. Además, permite ampliar las cadenas de suministro y atraer a nuevas empresas como socios o colaboradores, y también incentiva la creación de estrategias de desarrollo conjuntas.

Desde el punto de vista ambiental se promueve la valorización de residuos en forma de materia prima, con lo que se facilita la preservación de los ecosistemas. También se incrementa la eficiencia energética, reduciendo el consumo y mitigando las emisiones de gases de efecto invernadero.

Socialmente, se mejora la interacción de las empresas con la comunidad, mejorando su imagen pública al constituirse como agentes activos desde el punto de vista ambiental y generando nuevo empleo local. Además, se impulsa la transmisión de conocimiento y aprendizaje dentro de las empresas.

Implantar un proyecto de simbiosis industrial

Para constituir un proyecto de esta índole es necesario conocer en profundidad el entorno industrial de un lugar y considerar la gestión de los recursos con un enfoque intersectorial. Un requisito necesario en la mayoría de los casos es la proximidad geográfica entre las empresas, ya que de esta forma se pueden optimizar los costes logísticos además de facilitar la relación misma entre las empresas. También es indispensable que las actividades de las organizaciones sean complementarias, por ejemplo, que los residuos de unos puedan ser aprovechados como materias primas de otros. Si no es el caso, habría que buscar algún recurso o servicio al menos que pueda ser compartido o aprovechado entre ellas. Además, la confianza y la cooperación entre los agentes implicados resulta indispensable, y para ello es recomendable establecer lazos y estrategias de comunicación y coordinación.

Cuando se decide dar el paso para instituir este tipo de proyecto simbiótico es necesario, en primer lugar, llevar a cabo un estudio de viabilidad para detectar los riesgos legislativos, técnicos, ambientales, económicos y de mercado existentes. Para fomentar esta colaboración puede ser muy útil la figura de un facilitador que identifique oportunidades y ayude a ponerlas en marcha.

Para poner en marcha un proyecto de simbiosis industrial se requiere cuantificar datos de los flujos de los recursos, identificando sus entradas y salidas, valorar las ventajas y desventajas de las relaciones entre empresas, y, como no, negociar y establecer sinergias para generar beneficio económico y valor añadido en las empresas

Puede haber varios tipos de simbiosis industrial, que pueden aplicarse en base a las condiciones existentes. Se denomina sinergia de mutualidad al uso compartido de servicios, instalaciones o infraestructuras, la sinergia de sustitución se refiere al aprovechamiento de los residuos de una empresa como insumos de otra, y la sinergia de génesis establece la creación de un nuevo proceso o actividad para poder reutilizar algún flujo de materiales existente.

Ejemplos prácticos

En Europa contamos con la considerada experiencia más exitosa de simbiosis industrial, el caso de Kalundborg en Dinamarca. Este parque industrial se creó en la década de los 70 y en la actualidad cuenta con 15 empresas que han establecido 29 sinergias. Las empresas comenzaron a crear relaciones, intercambiando de manera no planificada intercambiar residuos y excedentes de energía. Finalmente, la evolución natural llevó a que constituyesen un parque eco-industrial. Las principales industrias en Kalundborg son una refinería de petróleo, una central eléctrica, una instalación de placas de yeso, y una compañía farmacéutica. Se estima que esta simbiosis logra un ahorro anual de 3 millones de m3 de agua, 20.000 toneladas de aceite, 80.000 toneladas de cenizas de carbón y 200.000 toneladas de yeso virgen. En España es paradigmático el caso de Manresa, con una simbiosis industrial que engloba a 27 empresas y 8 sinergias.

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