Recientemente las instituciones europeas han alcanzado un acuerdo para optimizar el Reglamento sobre Traslados de Residuos. Aunque esta norma incorpora las directrices del Convenio de Basilea, desde su adopción las exportaciones de residuos de la UE a terceros países han aumentado considerablemente, en particular a estados no miembros de la OCDE, por lo que se quiere reducir los traslados de residuos problemáticos para gestionarlos dentro de la UE, garantizar que los traslados internacionales no supongan una amenaza ni para la salud humana ni para el medio ambiente y promover el uso de los residuos como recurso en la economía circular europea.
En todo el mundo se comercializan cada año 182 millones de toneladas de residuos, y se estima que los desechos peligrosos trasladados internacionalmente han aumentado en un 500% en las últimas tres décadas. Según Eurostat en la UE se generan anualmente más de 2.200 millones de toneladas de residuos, y a pesar de que la mayoría se tratan dentro de cada nación, Europa exporta alrededor de 32,7 millones de toneladas a terceros países, y dentro de la UE se comercializan 70 millones de toneladas.
En este sentido, el Consejo y el Parlamento Europeo han alcanzado un acuerdo para mejorar la normativa existente, que pretende reducir los traslados de residuos problemáticos fuera de la UE, actualizar los procedimientos de traslado, garantizar que los traslados internacionales de residuos no supongan una amenaza ni para la salud humana ni para el medio ambiente y, en definitiva, aumentar la circularidad en toda la cadena de valor de la gestión de residuos en Europa. Las modificaciones propuestas deberán refrendarlas los Estados miembros y la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento antes de que se adopten oficialmente y entren en vigor.
Mejoras en la legislación de traslado de residuos
El pasado mayo el Consejo Europeo inició un diálogo con el Parlamento para diseñar una propuesta de actualización de la legislación sobre traslados transfronterizos de residuos. Las mejoras que han acordado amplían los objetivos del Reglamento, incluyendo las directrices de neutralidad climática, economía circular y contaminación cero. Además, las modificaciones se refieren tanto a los traslados de residuos en el interior de la UE, la importación y exportación a terceros países, y los traslados de residuos en tránsito por la UE.
Así, se prohibirán los traslados de todos los residuos destinados a su eliminación dentro de la UE, salvo que hayan sido autorizados en casos muy justificados, pero en cambio si su destino es la valorización sí que se permitirá el transporte. Además, los exportadores a terceros países deben notificar el traslado a los países de expedición, destino y tránsito y recibir de ellos una confirmación por escrito antes de la exportación, las gestiones se llevarán a cabo mediante un sistema electrónico central operado por la Comisión con un calendario y plazos concretos. En este sentido, se solicita la Comisión que facilite el acceso del público a la información relacionada con los traslados de residuos.
También se mantiene la prohibición de exportar residuos destinados a la eliminación a terceros países, y de exportar residuos peligrosos destinados a la valorización a países no pertenecientes a la OCDE. Además, se añade la necesidad de que las instalaciones de gestión de residuos en el país de destino se auditen por organismos independientes para demostrar que son capaces de tratarlos de manera respetuosa con el medio ambiente, la información sobre estas instalaciones pasará a un registro que ayude a los exportadores a garantizar la legalidad de sus traslados.
Otra modificación consiste en que se establecerán normas más estrictas para la exportación de residuos plásticos a terceros países. Particularmente, se prohíben las exportaciones de residuos plásticos no peligrosos (B3011) a países no pertenecientes a la OCDE, aunque se contempla la posibilidad de que, pasados cinco años de este cambio, países no pertenecientes a la OCDE puedan presentar solicitudes para importar residuos plásticos de la UE si cumplen normas estrictas en materia de gestión de residuos. Si bien se permite la exportación de residuos plásticos no peligrosos a países de la OCDE, se insta a la Comisión a realizar un estrecho seguimiento para asegurarse de que la exportación no impacte negativamente sobre el medio ambiente ni sobre la salud humana y de que los residuos importados de la UE se gestionen adecuadamente.
Respecto al cumplimiento de la norma, se añaden requisitos para que los Estados miembros se aseguren de la eficacia del Reglamento mediante mecanismos de cooperación para compartir información, además de instarles a establecer sanciones efectivas, proporcionadas y disuasorias en caso de que se infrinjan las disposiciones. También se creará a nivel europeo un grupo de control de la conformidad de los traslados de residuos.
Radiografía de los residuos europeos
A día de hoy, en la UE solo se recicla el 46% de todos los residuos, según datos de 2020 de AEMA, y los expertos calculan que ese porcentaje baja hasta menos del 20% en todo el mundo. Por tanto, si Europa impulsa la Economía Circular se logrará aumentar la tasa de reciclado y aprovechamiento de los residuos, reduciendo la exportación de los mismos, con el consiguiente impacto en la minimización de emisiones implicadas en el traslado de desechos. Esta es una de las principales razones que guían la modificación planteada del Reglamento sobre Traslados de Residuos, aprobado en 2006 y basado en el Convenio de Basilea, el acuerdo medioambiental internacional más completo sobre desechos.
Desde ese año se ha incrementado en Europa tanto la generación de residuos como su exportación, además de los estándares y requisitos ambientales relacionados. En la actualidad Turquía es el principal destino de las exportaciones de residuos de la UE, seguido de la India y Egipto, tras los cambios en la legislación china que endurecen la importación de desechos.
El sector de la construcción es el que genera mayor volumen de residuos en la UE, con más del 35% del total, seguido por la minería (23,4%), los servicios relacionados con los residuos y el agua (10,8%), la industria manufacturera (10,7%) y los residuos domésticos (9,4%). Por otro lado, el hierro y el acero son los residuos más comercializados por la UE, (59% del total en 2021), seguidos del papel y cartón, y de los metales no férricos. La tasa de reciclado de la UE ha crecido del 42,9% en 2010 al 46,1 % en 2020, destacando el incremento del 32% en 2004 al 48,6% en 2020 de los residuos municipales, y el 38,9% alcanzado en 2018 de los RAEE desde el 27,9% registrado en 2010.
Actualmente solo el 12 % de los materiales utilizados por la industria de la UE procede del reciclado, y uno de los objetivos de las instituciones europeas es incrementar la autonomía y sostenibilidad del continente respecto al suministro de materias primas fundamentales, ya que la UE importa de otras regiones entre el 75% y casi el 100% de muchas sustancias, en especial los minerales empleados en los sectores de las nuevas tecnologías y de las energías renovables. Todo esto pone de manifiesto la necesidad de impulsar el reciclaje y la valorización en proximidad que, tal y como determina la Comisión Europea, en los próximos años debe crecer de manera significativa.
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