Ventajas de aplicar la Economía Circular al sector de la energía

Posted by aclimaadmin | 11/12/2020 | Aclima bloga

La transversalidad es una de las características del sector medioambiental, ya que el contexto en el que nos encontramos permite aplicar sus innovaciones y soluciones a otras industrias y empresas que, sin pertenecer directamente a esta actividad, pueden beneficiarse de su experiencia para avanzar hacia una mayor circularidad en sus procesos, consiguiendo una mejora ambiental y ahorrar costes. El sector de la energía se muestra como uno de los más adecuados para iniciar proyectos de colaboración en este sentido, ya que las normativas europeas y locales cada vez inciden más en la importancia de las prácticas sostenibles como necesidad ineludible.

Aclima, Basque Environment Cluster y Asociación Clúster de Energía (ACE)  están colaborando en un proyecto para impulsar la Economía Circular en las cadenas de valor del sector energético con el apoyo del programa Elkarlanean de la Diputación Foral de Bizkaia, que persigue identificar oportunidades concretas de colaboración entre las empresas de ambas cadenas de valor.

En el marco de este proyecto, se celebró una jornada en la que diversos representantes de empresas del sector energético y ambiental mostraron sus experiencias en el campo de la economía circular y que contó con la moderación de Olga Martín, Directora General de Aclima, y José Ignacio Hormaeche, Director General de la Asociación Clúster de Energía (ACE) y la participación de Joseba Mariezkurrena, Director de Emprendimiento y Competitividad Empresarial de la Diputación Foral de Bizkaia.

Contexto legal europeo

El futuro de Europa se basa en la sostenibilidad y en la Economía Circular. El Pacto Verde Europeo no constituye solamente la articulación de la política ambiental de la UE, sino que también es la estrategia en la que el continente fundamenta su desarrollo económico. Su objetivo principal es conseguir la neutralidad de las emisiones para 2050, pero para ello la Comisión Europea pretende que las empresas europeas sean líderes y expertos mundiales en tecnologías limpias, para poder situarse en ventaja competitiva y exportar sus conocimientos e innovaciones al resto del mundo. Respecto al sector de la energía, la UE busca avanzar en su descarbonización, ya que representa más del 75 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de Europa. Otra meta apuntada consiste en impulsar la energía eólica terrestre y marina.

Esta estrategia marco europea se han ido complementando con otras acciones políticas, como el nuevo Plan de Acción de Economía Circular, que busca incrementar la competitividad y la sostenibilidad de la economía del continente basándose en la circularidad aplicada a los procesos industriales y de las empresas. Dentro de sus principios destaca que los productos sostenibles sean la norma en Europa, reducir el volumen de residuos, y enfocarse en los sectores económicos con mayor potencial de mejora, entre los que se encuentra el de la energía. A principios de este año también se aprobó la Estrategia Industrial Europea, que enlaza la competitividad con la transición ecológica y ambiental y se refiere no solo a las grandes empresas, sino también a las pymes.

Todo esto nos lleva a considerar que acelerar el avance hacia una economía más circular va a ser un factor ineludible de competitividad para las empresas, tanto del sector energético como del resto de ámbitos, y que este nuevo contexto puede estimular el surgimiento de nuevos modelos de negocio y colaboración mediante la Economía Circular y la digitalización.

Euskadi cada vez más circular

Una de las primeras decisiones clave del Gobierno Vasco en su nueva legislatura ha sido ligar la ambientalidad y el desarrollo económico, configurando un Departamento que une estas dos áreas. Esto da muestra de la importancia que se le da en Euskadi a las políticas ambientales como motor de la economía, reflejada a su vez en la nueva Estrategia de Economía Circular de Euskadi 2030 que establece tres objetivos generales: aumentar la productividad material en un 30%, duplicar la tasa de uso de material circular, y reducir en un 30% la tasa de generación de residuos por unidad de PIB. Mediante esta hoja de ruta se pretende posicionar a Euskadi como una región referente a nivel europeo en Economía Circular.

La facturación generada por productos y servicios circulares en 2016 en la CAV fue de 2.852 millones de euros, un 28% de la facturación total de las empresas vascas. En 2020 se cree que esta cifra alcanzará los 7.250 millones de euros y la previsión es que para 2030 se superen los 10.000 millones de euros. En la actualidad, existen 18.463 empleos relacionados con actividades de economía circular en la industria vasca, que suponen el 2% del total de empleos de la economía de Euskadi. Para 2030 se espera que esa cifra crezca en 3.000 nuevos puestos de trabajo.

En lo que respecta al sector energético, la Estrategia RIS3 de Energía constituye un plan para la transformación económica que concentra los recursos disponibles en un conjunto limitado de prioridades de I+D e innovación, en el caso de Euskadi se enfoca en ocho áreas: Solar Termoeléctrica, Solar Fotovoltaica, Eólica, Energía de las olas, Oil y gas, Redes Eléctricas, Eficiencia Energética y Movilidad Eléctrica.

Como vemos, la sostenibilidad es un plus para las empresas vascas. La ambientalidad hace a los demás sectores más eficientes en el uso de recursos, resilentes a cambio climático, atractivos para los talentos y diferenciales en el mercado global.

Ecodiseño y Economía Circular en el sector energético

Los beneficios que puede conllevar el ecodiseño y la aplicación de prácticas circulares al sector energético son muy interesantes, tanto en las redes de distribución eléctrica como en los bienes de equipamiento energético. En la distribución eléctrica los problemas ambientales más significativos son la emisión de gases efecto invernadero (particularmente SF6), los vertidos y el consumo energético de los servicios auxiliares. Según manifiesta José Vallina, Director de Subestaciones y Líneas de E-REDES, en la actualidad se están centrando en la virtualización de servicios y el paso a la concepción del negocio de distribución como un servicio en lugar de un producto. El objetivo en la distribución eléctrica es reducir las pérdidas de energía, y los consumos energéticos propios, y avanzar en la gestión circular de activos para prolongar su vida útil.

La Directiva 2009/125/CE instaura un marco para requisitos de ecodiseño aplicable a productos relacionados con la energía. El ecodiseño proporciona a las subestaciones eléctricas una mayor eficiencia y sostenibilidad y, como ejemplo, el proyecto NEOSUB se orienta a diseñar y desarrollar subestaciones eléctricas con criterios de ecodiseño en todas las fases. Mónica Ruiz de Asúa, de Boslan, detalló los puntos de su desarrollo y Juan Carlos Alonso, de SIMPPLE, comentó los retos futuros de la ecoinnovación.

Declaraciones Ambientales de Producto en los parques eólicos
José María Fernández, ingeniero industrial de IHOBE explicó la aplicación de estas declaraciones ambientales, que se basan en información cuantitativa y que deben ser instrumentos comparables entre sí para que el consumidor pueda tomar decisiones en base ambiental. Las Declaraciones Ambientales de Producto (EDPs) muestran el perfil ambiental del ciclo de vida de un producto o actividad y se basan en unas reglas de categoría de producto, que marcan como se hace el análisis del ciclo de vida y que información ha de recogerse. Están reguladas por la UNE-EN ISO 14025:2010, además se complementan con la UNE-EN ISO 14026:2018 y la UNE-CEN ISO/TS 14027:2018, y se refieren siempre a una misma unidad funcional. Hoy día en Euskadi hay más de 43 productos con EPDs y 65 empresas están certificadas bajo la ISO 14006. Además, existen 115 productos de 18 empresas vascas con etiqueta ecológica, y 84 entidades con la certificación EMAS.

Francisco Campo, de IK-Ingeniería, y Sofía Fontanils, de SIEMENS GAMESA, expusieron la experiencia de sus empresas en este campo, no en vano IK-Ingeniería desarrolló la primera EPD verificada de España en 2008, habiendo configurado más de 80 hasta hoy, y SIEMENS GAMESA es una empresa líder en soluciones eólicas, con más de 105 GW  instalados en 75 países.

En el sector eólico la vigencia de las EPDs es 5 años y la unidad funcional es 1 Kw/hora de energía generada y distribuida hasta el cliente. Un detalle importante es que el desarrollador de la EDP puede ser o bien el fabricante del aerogenerador o el promotor del parque eólico, por lo que es necesario que exista una buena comunicación y se comparta la información. En los análisis hay que considerar al menos el 99% del peso total del parque eólico y al menos el 99% de la energía de operación de la instalación, además de definir el tiempo de vida útil del parque eólico. La mayoría de los impactos ambientales se dan en la fase de fabricación.

Recuperación de calor en procesos industriales
Otro ámbito con potencial en la aplicación de prácticas circulares es el de los desarrollos tecnológicos para recuperar calor en segmentos industriales de alta demanda energética. Saioa Herrero, de Tekniker, Laura Alonso por parte de Tecnalia y Rafael Sagarduy, de IDOM compartieron sus conocimientos en ese terreno, en el que el alto consumo de energía supone un coste fijo significativo, con un alto impacto ambiental y una baja eficiencia energética. Por este motivo, las técnicas de recuperación de calor mejoran la sostenibilidad de las industrias. Como dato, el consumo de energía en la industria supone cuarta parte del consumo final en Europa, en Euskadi ronda el 40%.

Fundamentalmente, la recuperación de calor se puede efectuar en tres fases: en la captación (mediante captadores para sólidos radiantes), en el almacenamiento (con materiales de cambio de fase y almacenamiento termoquímico) y en el transporte (mediante fluidos caloportadores). La recuperación del calor puede ser directa o indirecta, revalorizándolo para uso externo o para generación de energía mecánica/eléctrica. Un problema de aplicación es la eficiencia, ya que en muchos casos los proyectos de recuperación de calor se hacen para humos “sucios” que necesitan ser filtrados de componentes tóxicos o contaminantes. Otros condicionantes son los económicos, pues se trata de proyectos que requieren una inversión importante, el espacio para situar la tecnología (en muchos casos las plantas no cuentan con espacios sobrantes), la estabilidad de la fuente de calor, y la necesidad de sistemas de limpieza.

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